A lo mejor parecía un bobo que se "traga" cualquier cuento misterioso que le echan los campesinos. Pero esa tarde me agaché en unos matorrales para ver si podía sorprender a un misterioso pescado de varios metros.
En la mañana me había contado un morador de El Picacho, monte que está al lado de la llamada "Laguna de Arnulfo" o de San Carlos, un cuento de misterio.
Dijo que él había visto "por la tardecita" un enorme pez que se asomaba a la superficie de dicha laguna.
Yo le dije que a lo mejor era el reflejo del sol en el agua, pero el hombre no aceptó esa teoría científica.
Así que siguiendo mi "curiosidad periodística" decidí demorar el descenso del monte unas horas.
Cuando el sol estaba desapareciendo y las sombras amenazaban el lugar, decidí dejar mi sitio de "agüaite".
No pude ver ningún pescado gigantesco y misterioso en esa laguna.
Al hablar con otros moradores, dicen que esa laguna es misteriosa, que no tiene fondo, que expertos extranjeros la han examinado, etc.
Recuerdo que mi papá hablaba que allí el Dr. Arnulfo Arias había hecho una casa de veraneo. Dicen que él llevó huevos de pescados extranjeros para poblar la laguna.
También me dijeron que el Dr. Arias "hacía sesiones esotéricas" en dicho lugar, porque allí había "fuerzas magnéticas especiales".
En enero pasado fui a otra laguna que si no tiene misteriosas "leyendas urbanas" sí es difícil llegar a ella.
Se trata de la laguna Davis de Volcán, que está en terrenos privados y para visitarla hay que pedir permiso.
No pedí permiso y otra vez mi "curiosidad periodística" me llevó a la aventura. Uno morador me advirtió que no hacía bien entrando sin permiso.
Otros en Volcán me indicaron que tuviera cuidado, porque a veces roban los autos que dejan los turistas que van a bañarse o pescar en la laguna.
Me enteré que en el año treinta y tres habían dos lagunas que son formadas por el sistema del Volcán Barú. Un embajador norteamericano de apellido Davis las visitaba.
Ahora hay una organización que quiere que se aplique una ley de hace más de setenta años que está vigente. Señala la ley que se pueden expropiar hasta doscientas hectáreas alrededor de las lagunas para uso del público.
Allí se podría instalar un parque ambiental pues es el "quinto ecosistema lacustre más alto en Centroamérica y único en Panamá". ¡Si se inventan algunas misteriosas leyendas estoy seguro que atraerían muchos turistas!