Jamás Gioacchino Rossini se imaginó que su ópera más famosa, "El Barbero de Sevilla", llegaría a un pequeño istmo llamado Panamá.
Bajo la dirección escénica del maestro Constantimo Juri, se llenó de amor y diversión la sala del Teatro Anayansi de ATLAPA, ante un nutrido grupo de personas.
Un despliegue de talento magistral realizaron los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Panamá durante la apertura de la actividad, que duró poco más de 3 horas.
Eran las 8: 15 de la noche cuando las luces se apagaron y el espectáculo comenzó con el sublime sonido de la ópera, que abarcó cada uno de los corazones y las mentes que se dieron cita a este único espectáculo cultural.
Los relojes se pararon, el tiempo pasó a segundo plano gracias al dinamismo y a la energía que le imprimió cada uno de los personajes a su papel.
El Conde Almaviva, Rosina, Fígaro y Bartolo hicieron reír y olvidar las penas y los pesares a más de uno durante este evento que nutrió de conocimientos y sabiduría sobre la Sevilla de aquellos días.
Pero las risotadas de los presente con las ocurrencias del Fígaro y los intentos del conde de entrar y conquistar el corazón de Rosina, no se hicieron esperar. Y aunque perverso y cascarrabias, Don Bartolo se llevó sus aplausos.
No les cuento en qué quedó porque es como contarles una película buena sin verla, solo les puedo decir que si tiene la oportunidad, no pierdan el tiempo y disfruten de esta obra.