A estas alturas, con todos los accidentes de tránsito fatales que vemos en el periódico y la televisión, y con todo lo que sabemos sobre la seguridad al manejar, resulta una necedad negarse a usar el cinturón de seguridad.
Pero aún vemos por ahí a personas inconscientes que cometen toda clase de faltas y omisiones de seguridad imperdonables detrás del volante.
No sólo vemos a conductores sin cinturón de seguridad, sino que también permiten que sus esposas e hijos pequeños viajen en el asiento del pasajero sin cinturón. Una verdadera irresponsabilidad.
Está comprobado que usar cinturón de seguridad reduce en un 45% el riesgo de muerte de los ocupantes delanteros en autos de pasajeros (en comparación con los pasajeros sin cinturón), un 44% el de los ocupantes traseros y un 15% en comparación con el de los ocupantes traseros.
Sin cinturón de seguridad, un choque frontal a poca velocidad puede resultar en graves lesiones o la muerte.
Las bolsas de aire con las que muchos automóviles vienen hoy en día también son importantes y salvan vidas, pero su efectividad es muy poca si no las complementamos con el uso del cinturón. Sólo "amarrándonos", podemos evitar que en una colisión nuestro cuerpo salga disparado en diferentes direcciones, exponiéndonos a graves fracturas.
En Panamá, el uso del cinturón de seguridad es obligatorio, luego de la aprobación de la ley 9 del 16 de abril de 1993. Así que dejándolo de usar no sólo exponemos nuestras vidas, sino nuestros bolsillos, con una multa.
El cinturón no está ahí para molestarnos o incomodarnos, sino para cuidar nuestra integridad física. Una vez nos acostumbremos a colocarnos el cinturón apenas entremos al auto, nos sentiremos más seguros, y no podremos dejarlo.