Duerme a la intemperie, porque se le cayó la casa. Eduardo Castillo es un anciano que vive solo y no tiene quien le ayude.
Este anciano que sufre de una hernia que prácticamente lo está matando, solo vive con unos cuantos gatos y unos perros desnutridos porque no tiene ni para su alimentación, ahora no sabe qué será de su vida.
Vive en la comunidad de Puerto Gago de Penonomé en la vía que conduce al cementerio. Su casa estaba construida hace muchos años de quincha y tejas con algunas hojas de zinc viejo, pero con el pasar de los años ésta ya perdió su fortaleza y se desplomó.
Afortunadamente no se cayó la casa encima de este humilde señor, porque él en esos momentos se encontraba tratando de conseguir alimentos, pues no tenía nada para alimentarse durante todo el día.
No tuvo hijos y ya no tiene ningún familiar que lo ayuda, sólo la señora Antonia de Agrazal y su esposo Teófilo son los que le apoyan en la medida de sus posibilidades, pero este anciano necesita atenciones médicas, alimentos y una casa.
La vida del señor Castillo no es nada fácil, se levanta todos los días a ver qué puede conseguir para alimentarse, mientras el dolor se apodera de él sin poder acudir al médico, porque no cuenta con recursos económicos para salir al hospital de Penonomé, Aquilino Tejeira.
La señora Antonia asegura que este señor no tiene casa y que solo pide al MIVI que le ayuden. Espera que le hagan un cuartito, porque pronto llegarán las lluvias y el pobre anciano morirá de frío y hambre.