Los cuerpos destrozados de Eduardo Aizpurua Vargas, de 21 años, y Alejandro Chanis, de 24, fueron encontrados la mañana de ayer, martes, dentro de las instalaciones del Instituto Nacional de Habilitación Especial (IPHE), en Chiriquí.
Las primeras investigaciones determinan que supuestamente se trata de un homicidio y un posterior suicidio.
Presuntamente Alejandro Chanis, quien laboraba como seguridad en la institución educativa, pudo haber sido el homicida de Aizpurua, quien recibió dos tiros: uno en la cabeza y el otro en el estómago.
El otro cuerpo- el de Chanis- presentaba un disparo en la boca con la misma arma, una escopeta calibre 12 Winchester, que utilizaba como reglamento.
Ambos presentaban -de acuerdo a Hugo Moreno, de medicatura forense- perforaciones con un arma de fuego en la parte superior de la cabeza, lo cual causó desprendimiento de parte de la masa encefálica.
Se estima, por los cambios post mortem, que el hecho pudo haber ocurrido a eso de las 4:00 de la mañana, hora en que vecinos del área escucharon algunos tiros.
MOVIL
Edwin Álvarez, fiscal Segundo Superior, apuntó que se pudo comprobar que no hubo forcejeo para entrar ni rastros de robo, por lo que se descarta esa hipótesis, pero no han determinado el móvil.
Entre tanto, Héctor Wong, inspector jefe de la Policía Técnica Judicial, dijo que el arma utilizada presumiblemente fue una escopeta calibre 12, que fue encontrada en la escena del crimen, al lado de uno de los cuerpos.
En el lugar se encontraron unos vasos, por lo que presumen que ambos pudieron estar libando licor antes de los hechos.
Un testigo indicó que cuando se dio el cambio de turno, Arturo tenía aliento alcohólico.
Ello, presumiblemente, alteró los ánimos, por lo que terminaron en tragedia; sin embargo, eso aún no ha sido determinado.
DEUDOS
Alejandro Chanis estaba casado y dejó en la orfandad a tres hijos: una niña de cinco años, un niño de dos y otro de un año.
La violencia no viene sola.