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Milcíades Ortíz | Catedrático

A veces los funcionarios que se dedican a mejorar el nivel de vida de personas muy pobres, tanto en el campo como en las ciudades, cometen errores lamentables. Tratando de mejorar la dieta de carne en poblados escondidos en las montañas, a unos técnicos se les ocurrió promover la cría de conejos.

El asunto era factible, pues no es complicado criar tales animales y su carne es muy sana.

Pero al presentar el proyecto ante autoridades extranjeras, otros entendidos recomendaron una raza especial de conejos.

Eran enormes conejos, que tenían mucha carne. Lo problemático del asunto es que esos animales no eran panameños, sino de Inglaterra.

Y esos conejos para que se criaran bien tenían que seguir una dieta estricta, con alimentos que no se encontraban por los alrededores de los poblados.

Aunque estuvieran en jaulas adecuadas, llegó el momento que los campesinos no supieron balancear la dieta de los hermosos conejos extranjeros.

Me tocó ver algunos de esos animales mal cuidados, lo que evitaba que pudieran tener hijos. Así que al no reproducirse, los animales no sirvieron para el fin deseado.

Entonces pensaron en poner a la gente a criar conejos "muletos", que son panameños. Pero no era fácil conseguirlos y en realidad no engordaban lo suficiente.

Lo que sí resultó en muchos sitios fue la cría de peces en estanques. Claro que funcionarios agropecuarios y de salud se empeñaban en lograr el éxito.

Aunque se notaba cierta resistencia a comer estos pescados "de charco", como se les llamaba.

Con la producción de pollos en asentamientos ocurrió una vez algo curioso. Se logró centenares de libras de pollos... pero faltó el mercadeo. O sea, qué hacer con lo que sobraba.

Recuerdo que esto ocurrió hace más de veinte años. Y a las oficinas de los ministerios se tuvo que llevar el pollo mal refrigerado. A los funcionarios les rogaban que compraran pollos para ayudar a los campesinos.

Incluso algunos supermercados interioranos, en sitios de playas y veraneo, recibieron a bajo precio estos pollos que sobraban.

Tal vez la cría de gallinas ponedoras pudo ser más afectiva en estas comunidades. Y falló el proyecto de que los campesinos tuvieran variedad de carne para su consumo. Estas y otras acciones desanimaban a algunos campesinos y técnicos.



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