Para Joel Gómez, instructor de una escuela de manejo, la mayoría de los conductores consideran que las demás personas pueden perder la vida en el volante, mas ellos no.
A partir de allí, se le pierde el respeto a los autos y las reglas de señalización no son tomadas en cuenta; es entonces que los accidentes de tránsito se hacen eminentes.
Esto no tiene que ver con los estratos sociales. "Las personas con dinero y sin dinero les atrae la velocidad. Si no les importa sus vidas respeten la del prójimo".