Luego de convertirse el soplo del barro en nombre dotado de vida y espíritu, habitando el paraíso hospitalario, el ser humano viaja de la mano con la debilidad, muy presto de ser engañado por la astuta serpiente, aprovechándose del fruto prohibido. Esta acción desagradable causa enojo y enfado divino; cayendo sobre él y su compañera la infausta admonición: comerás del sudor de tu frente y tú parirás con dolor los hijos. Luego de impuesto este suplicio, la prodigalidad del cielo se puso a su disposición en ofrenda de todos sus recursos.
Las riquezas naturales con los elementos nutrientes, puestos fueron a su servicio con todas las providencias posibles. Los alimentos con sus sustancias reparadoras de los tejidos animal, vegetal y humano, son los sostenes promisorios de la existencia sobre el planteta Tierra. Este misterio de la vida nos deja perplejos ante las evidencias de notables fenómenos que consecuentemente acontecen frente al silencio pocas veces cuestionable por el hombre. Este misterio generador de vida continúa dejándonos atónitos, plagándonos de preguntas sin respuestas que involucran el interminable ciclo biológico que se dará hasta la consumación de los siglos. Las verdades provienen de los hechos y ellos se pueden apreciar con indicativa claridad en el continuo discurrir de nuestra presencia sobre la faz del planeta. Es realmente fascinante observar el potencial de diversas clases de medios que son puestos a la disponibilidad y voluntad del hombre; ora en marcha las estrategias intelectuales que redundarán de manera obvia, contando con el beneficio general.
Ciertas veces el ser humano ha sobrepasado los linderos enmarcados por el Creador, conduciendo la suerte del planeta por parajes prohibidos, siendo el responsable directo de algunas catástrofes que han podido provenirse. La tala de los bosques, y la humillante contaminación ambiental, tiene herida de muerte la capa de ozono, cuyas consecuencias pueden estar contenidas en el renglón de lo impredecible y desafortunado. Tenemos que proteger el ambiente, sino es mismo ambiente arremeterá en contra nuestra.