La mente de muchos panameños está podrida. No tienen espacio para más nada que no sea la "cogedera". Lo peor no es que sólo piensen en sexo y ya. El daño más grande es que alquilan películas porno para verlas (no se sabe en qué horarios) y después las dejan por ahí sin importar que sus hijos se envenenen también.
Ser padre conlleva mucha responsabilidad. No solo es llamar la atención por situaciones indebidas, también es cumplir con lo que se pregona. No se puede hablar mal de la pera y comer de ella.
Cuando uno dice: "beber es malo", tiene que dar un ejemplo. No se puede estar de borrachín en la casa. Los niños captan los ejemplos de sus padres.
Con el crecimiento de nuestros muchachos no nos damos cuenta de lo que aprenden en este vida. Nos preguntamos: "Chuzo, ¿eso quién se lo enseñó?" y no nos recordamos la palabrota que soltamos delante de esos pequeñines que son con esponjas que lo van absorbiendo todo.
Alquilar películas no es malo si se trata de una familiar, pero si es para ver a dos humanos practicar relaciones sexuales es una gran enfermedad.
Lo mismo ocurre con las revistas pornográficas. Muchos adultos las compran y después las dejan por ahí sin enterarse que sus hijos en edad de desarrollo la usan para masturbarse en el baño y después pregunta que porque sus hijos varones se demoran mucho en el baño.
Amigo, abre los ojos y deja de enfermarte con esa basura. Si tienes esposa, porque no satisfaces tus deseos con ella, pero a través de una entrega de amor pura.
Seamos mejores maridos y buenos ciudadanos dejando de consumir lo que Satanás te pone frente a los ojos. Recuerda que el negocio del diablo es hacer que muchos sean adictos al sexo, a las drogas, al adulterio, la chinguea y demás.