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Un espectador, asiduo observador de las manifestaciones de protestas, mítines y actos públicos que se celebran en la Plaza 5 de Mayo, me hacía hace poco el comentario sobre la numerosa vigilancia que desplegó la Policía Nacional con motivo de una marcha por la paz que se escenificó en ese monumento histórico, frente al Museo del Hombre Panameño.
El analista político empírico calcula que habían unos 200 manifestantes, entre estudiantes universitarios, sindicalistas y profesionales, que gritaban consignar a favor de la paz y ondeaban banderas, mientras eran fuertemente custodiados por cerca de cien unidades de policía, quienes prácticamente habían acordonado el área, reforzados por cuatro o cinco autos radiopatrullas, ubicados estratégicamente.
Supongo que el despliegue inusitado de miembros de la policía ante un acontecimiento de tan poca concurrencia obedece a una política de prevención de disturbios; sin embargo, esto contrasta con la poca presencia de los uniformados en las áreas azotadas por la delincuencia, donde la ciudadanía víctima de robos y asaltos, se queja a diario de la llegada tardía de las unidades del orden público. |
