Dicen que Cupido lanza flechas impregnadas de amor, sin embargo, no siempre las dirige hacia las dos personas que deberían formar una pareja. Eso le pasó a Cristina, quien en un almuerzo confesó que se sentía atraída por Alberto: su mejor amigo.
El plan de ataque se montó en menos de una hora. En medio de una ensalada griega, las cuatro mentes femeninas que escucharon la confesión comenzaron a idear cómo ella podría llegar a conquistar a su adonis.
CAMBIO DE LOOK
La estrategia debía empezar justo por ese lado. Cambiarle un poco la imagen, algo difícil con su personalidad. Un buen corte, otro color de cabello, podrían ayudarla. Agregado a un vestuario, ropa más sexy y moderna podrían causar algún efecto. ¡Ahh!, se me olvidaba mencionar que Cristina era un poco "chapada a la antigua". No vestía acorde a su edad.
Las sugerencias del cuarteto de féminas no parecían contentarla mucho. A sus 22 años, Cristina consideraba que sólo con ser simpática y tener un buen carácter podría lograr que aquel espécimen que irradiaba masculinidad, por cada poro de su piel se fijase en ella ¡Qué ilusa! Estamos en el Siglo XXI y al igual que la tecnología ha invadido nuestro espacio, también la belleza ha entrado a otro nivel.
DECLARACION FATAL
Cuando habían llegado al postre, no había más opciones. Ella no quería gastar un céntimo en su cambio, consideraba que su ropa era la adecuada (camisas de hombre re mangadas y unos pan talones que parecían más de su hermana que de ella). Con cada sugeren cia de sus amigas, ella miraba como si las que hablaban fuesen de Marte.
Cuando el dulce del postre empezaba a em palagarlas, Cristina dijo algo que las dejó frías. Ella se le había declarado abiertamente a su Romeo dos días antes, y él con cara de sorpresa y pena la rechazó. La mesa quedó en silencio y una y otra se miraban. Algunas con vergüenza. Otra preguntó cómo había soportado tanta humillación. No faltó quién se sintiera chiquita y compartiera el dolor de Cristina.
UN DURO FINAL
Las amigas habían "maquineado" aquella estrategia para que ella conquistara al galán, con el ánimo de que él tomara la iniciativa, sin embargo, todo se vino abajo.
Hoy, Cristina lo pasará sola, no sólo perdió a una posible conquista, sino tam bién a su mejor amigo. Poco a poco se fueron distanciando, hasta que un buen día se saludaron y sin la efusividad que co múnmente reflejaban. Lejos quedaron las confidencias que uno y otro se hacían y los consejos que ambos compartían. Ella se arrepiente, mientras que de él no conoce nada.