"El amor es parar el tiempo en el reloj, es buscar un lugar donde escuchar tu voz, el amor es crear un mundo entre los dos, es perdonarme tú y comprenderte yo". ¿Quién que se haya enamorado no relaciona este tema de José Luis Perales, con lo que significa el amor?
Quizás muchos no recuerdan algo que inicio en la década del 60 y que hasta hace unos 5 años aún se realizaba los 14 de febrero, Día de San Valentín y la Amistad. Ese espacio era "Una cita con el amor", en esa fecha, ya fuera sábado, domingo, lunes, etc, una pareja de enamorados se casaba de manera muy especial: con todos los artículos que necesitaban para formar su hogar.
CREADOR
El creador de esto en Panamá fue Don Ramón "Monchi" Pereira, quien recuerda con mucha nostalgia, la cual se nota en su rostro, los primeros años en que esto tomó forma, como fue creciendo paulatinamente hasta que años después, como la llama del fuego , se fue apagando paulatinamente.
La idea le vino a la mente en una visita que hizo a México en un año que no recuerda, pero que le sirvió de inspiración para crear esto en Panamá.
"Allá ellos adornaban mucho las cosas con motivo del Día de San Valentín. Allí nació la idea y cuando llegue a Panamá la conversé con algunos empresarios, quienes desde un principio apoyar el proyecto", resaltó "Monchi" Pereira.
El primer año se hizo el llamado a través de la emisora Radio Mía a todas las parejas que tenían contemplado contraer nupcias matrimoniales sin importar la raza o credo.
LA FECHA: 14 DE FEBRERO
Se recibieron un montón de cartas, las cuales tenían los nombres de los novios, el de sus padres y la religión a la que pertenecían.
Ese primer año, le tocó a él sacar el nombre de la pareja agraciada, la cual contrajo matrimonio en una Iglesia del Casco Antiguo que le daba un toque romántico a la ocasión. Imagínense, se casa un 14 de febrero, todo gratis y en uno de los lugares de mayor tradición en Panamá: el Casco Antiguo.
Después del primer año, la pareja de novios que se había casado era encargada de sacar los nombres de los ganadores de la siguiente boda y así sucesivamente.
Fueron más de 50 las parejas que se casaron con este programa, y que recibían juegos de comedor, de sala, todo lo que era línea blanca, vestidos completos para el novio y la novia y por supuesto, los gastos que acarreaba la fiesta.
¡Ah!, y un paseo en limosina por todo el área de Calidonia donde las flores y el arroz caían en abundancia encima de los novios.
"Qué tiempos aquellos", resalta Pereira, quien ha visto con mucha tristeza como esta tradición se ha perdido en los últimos cinco años.
"He tratado de revivir esto en una emisora de la localidad, pero no se animan por que dicen que esto nació en Radio Mía, ojalá que el próximo año lo volvamos hacer", aseguró Pereira. Quiera Dios que así sea, y que el próximo año se pueda volver a escuchar la sonada frase de esas bodas ¡Qué vivan los novios!