Nos hemos puesto a investigar sobre los millones que escapan en una mala entendida Ley 10 que según los estadistas, protege a los artistas nacionales. La Ley 10 creada el 14 de enero de 1974 imponía al artista pagar el 5 por ciento de su respectivo contrato a los sindicatos de artistas y músicos y el 17.5 por ciento al Ministerio de Finanzas. Los artistas entonces endilgan al promotor o empresario el cargo del impuesto y he aquí cuando se inicia la evasión desenfrenada; con doble contrato, arreglo entre promotores, desbalance desmesurado de salarios y postura de corsarios.
Los sindicatos exigen un ordenamiento y se crea la Junta Evaluadora, entre formado por representantes de los sindicatos, empresarios, Ministerio de Trabajo, Gobierno y Justicia y Finanzas, con el propósito de clasificar positivamente al artista visitante.
Aunque hubo disparidad de criterios se llegó en ocasiones a nivelar el "status quo" entre las partes.
Los artistas nacionales que debían alternar con el visitante se eliminaban a "ciencia y paciencia" de las autoridades, paralelamente las actividades folclóricas exigidas por la ley se disfrazaban con nombre supuestos de grupos o parejas para "formalizar el contrato".
Los dirigentes de los grupos artísticos guardamos íntima relación con los de otros países y no comunicamos para lograr con exactitud el "menú" que recibe cada artista en sus respectivas giras. Sin embargo con un arbitrio descomunal los empresarios y promotores colocaban cifras abismales muy por debajo en relación con la exacta del artista, ejemplo:
ARTISTA CONTRATO REAL FICTICIO
- CHAYANNE 200.000 40.000
- LUIS MIGUEL 250.000 60.000
- SHAKIRA 150.000 60.000
- ALEJANDRO FERNANDEZ 200.000 70.000
- PALOMA SAN BASILIO 100.000 30.000
- JUAN GABRIEL 200.000 70.000
La evasión del impuesto es tan alarmante, con el agravante de la defensa de una funcionaria del gobierno anterior que adujo "en ocasiones los artistas son amigos de los empresarios panameños y les ofrecen su trabajo muy por debajo de lo que cobran en el mercado internacional" ¡mentira!. El artista que llega a nuestro Panamá, exige limosinas de lujo, alimentos exóticos y una estadía para él y los suyos, paradisíaca. Se lleva el "santo y la limosna" sin dejar cirio encendido.
El 12 de julio de 1994 y para bloquear el impuesto de la Ley 10, el presidente de turno crea un Decreto 28 que evita que Juan Gabriel cotice, exonera a todo aquel que se presente si la actividad usa el paraguas de "a beneficio" de alguna entidad.
Los empresarios se pegan como "lapa" a este decreto e inventan beneficios a diestra y siniestra, defraudando al Fisco.Se crean sociedades que protegen "las ballenas, las iguanas, las tortugas, los niños pobres de Panamá, bajo una nueva generación de narizones gepeteros. Los artistas que generan los grandes espectáculos se llevan millones y los empresarios panameños ayudan a cargar esas grandes ganancias. ¡Ojo! señor Presidente.
