La historia de las prostitutas panameñas la mayoría de las veces inicia de la misma manera. Una de ellas, a quien le llamaremos Nicole, narra su vida de placer, dinero, peligro y desilusión.
ESTUDIOS POR PLACERES
"Tenía 16 años y estaba en quinto año de un colegio privado cuando comencé a tener sexo pagado. Mi primer cliente fue un hombre de aproximadamente 48 años, que me pagó 200 balboas en esa salida por una hora de compañía", aseguró la prostituta.
Nicole manifestó que una "amiga" la persuadió para que se metiera en este negocio y a pesar de que lo dejó una vez por unos seis meses, volvió a hacerlo y por ahora, no piensa dejarlo.
Cuando Nicole empezó era una colegiala, luego se inscribió en la Universidad y está a punto de culminar estudios de Economía; pero sigue en la prostitución.
LUJOS Y AMBICIONES
Nos confesó que en un inicio, lo hizo por ambición; ya que tenía de todo, pero ahora, dice hacerlo por necesidad; ya que quien sostenía su familia, se fue y tiene que ayudar con los gastos del hogar.
Al iniciarse en este negocio, solía atender de 8 a 10 clientes por semana (5 días), los cuales le dejaban una ganancia que oscilaba entre mil y dos mil dólares por semana; una cifra buena para una chica sin compromisos y en plena adolescencia.
Ahora, las ganancias son similares; ya que hace doble turnos (día y noche), aunque en la noches la tarifa sube y duplica la diurna.
Nicole cobra por sus servicios una tarifa mínima de 35 balboas por hora; incluye el servicio completo. Pero en las noches, mínimo 75 balboas como dama de compañía, si quieres sexo serían 30 más.
PRESENTE Y FUTURO
Ella no tiene hijos, pero si los tuviera seguiría en la prostitución; porque está acostumbrada a las comodidades monetarias que esto le da.
La mayoría de sus clientes son conseguidos por cita a través de un proxeneta, el cual se lleva casi el 50% de cada cliente que recibe. Si consigue uno por fuera; entonces es toda para ella.
¿Temor por un cliente que sea un asesino en potencia? "Claro que sí, pero para eso estamos en contacto con George (nombre ficticio del proxeneta), quien tiene los datos de ellos, y en caso de que no sea un contacto por medio de él, ellas le suministran información del cliente por cualquier cosa.
A su edad, Nicole ya ha experimentado casi todo en el sexo; y lo que los hombres más le piden es sexo anal; algo que para ella, ya se ha convertido en normal.
Pero el caso de ella no es aislado, según nos confesó otras muchas universitarias están en esto. Estudiantes de las facultades de Derecho, Administración de Empresas y Comunicación Social, tienen a muchas de sus alumnas en este negocio.
Con un ¿Quieres probar el producto?, terminamos la entrevista; en la cual una de las miles de prostitutas panameñas se atrevió a confesarnos sin tapujos, su verdad, esa verdad que muchos no conocen o peor, se niegan aceptar.
REALIDADES $$$$ NEGOCIO PRODUCTIVO
Como esta chica, muchas otras realizan este tipo de negocio ya sea por necesidad, por placer o simplemente porque les agrada las comodidades que pueden llegar a tener. Así como inició Nicole, lo hacen jóvenes quienes no han culminado sus estudios secundarios se lanzan a esta vida que les trae mucho dinero, pero también grandes decepciones.
La mayoría de las chicas que se dedican a la prostitución están al pendientes de su salud.