Un árbol seco y casi caído sobresalía en un lugar desértico. Sus ramas estaban secas y sus hojas, las pocas, marchitas y muy tristes. El árbol doblegado y ya casi caído esperaba un viento fuerte que iba a arrancarlo de raíz. ¡Pobre arbolito! Estaba muriéndose. Pobre arbolito que recuerda la vida de tanta gente; allí estaba puesto para dar muchos frutos y mira cómo está...
Arbolito triste, estás en una agonía humana; arbolito triste, te estás muriendo. Me recuerdas a tantas personas que no han dado frutos como aquel hombre de 44 años que lloraba desconsolado: "Mire, Padre, -me decía- mire mis manos, están vacías y así mi vida... ¡qué tiempo tan perdido!... ¡que vida tan inútil!... ¡qué existencia tan triste!... ¡qué dolor siento en mi alma!..." "El rostro de este hombre cuando hablaba estaba bañado en lágrimas, sus manos temblorosas, sus ojos reflejaban angustia. ¡Pobre hombre!, me recuerda el arbolito triste y casi seco y así a mucha gente.
Y en el campo del amor, ¡cuantos arbolitos secos! Los que no han amado se han ido secando lentamente: corazones muertos, corazones secos, corazones arruinados.
Mucha gente no cree en el amor. Y es que no lo han experimentado; han convivido con árboles secos y con ninguno vivieron en el amor. Creen que no existe y lo que es peor, andan vengándose de la humanidad pagando con desprecio y lo que dan es su vacío, de sus hojas marchitas, de su tristeza, de su nada y así se sienten mejor. ¡Venganza cruel! Se dicen interiormente: Como a mí no me amaron, yo tampoco amaré a nadie. Hacen ellos una operación psicológica llamada proyección y lanzan su ataque a quien se les acerca, como buscando el árbol seco que les hizo la vida triste. ¡Pobre gente!
Si tú eres un árbol seco y estás leyendo este Mensaje al Corazón, tú necesitas revivir, tú necesitas encontrar el agua viva que calme tu sed y que te permita crecer, el sol radiante que caliente tu raíz y te dé vida; la tierra abonada que permita tu crecimiento. Árbol seco, tú necesitas crecer, tú necesitas dar frutos, tú necesitas volver a vivir. Árbol seco, todo es posible. No importa si en tu pasado no te dieron amor, no importa si te maltrataron o si te traicionaron, no importa el daño que te hicieron, no importa lo seco que estés, no importa, árbol seco.... ¡Tú puedes revivir!
Árbol seco, observa el árbol frondoso, mira sus hojas verdes, su altura, su hermosura; contempla sus frutos, mira cómo ese árbol frondoso da sombra con sus hojas. Sí, árbol seco, vamos a renacer como dice el profeta, que de los huesos secos hizo un cuerpo hermoso, resurrección y vida. ¡Vamos a renacer! Dejaremos de ser un árbol seco. Si puedes. ¡CON DIOS, TU ERES INVENCIBLE!