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Gaby, junto a su padre Mario Urriola (biólogo), ha trabajado por más de 10 años con serpientes y ranas. (Foto: Elena Valdez / EPASA) |
Gabriela es una pequeña que apenas cumple unos tres añitos; ella junto a sus padres ha sabido armonizar con la naturaleza, al punto que existe una afición por las serpientes y las ranas que es capaz de protegerlas en lugar de temerles.
AMANTES DE LA NATURALEZA
Gaby, como la llaman sus padres, es una tierna niña que vive en El Valle de Antón con sus padres y abuelos, su padre es biólogo y su madre promotora de turismo y amante de la naturaleza, ellos le han inculcado el cariño, pero sobre todo el respeto por los animales, independientemente de las especies, siempre que exista un manejo adecuado para que no se ocasione daños.
PADRE BIOLOGO
El padre de Gaby, el biólogo Mario Urriola ha trabajado por más de 10 años con serpientes y ranas, al punto que junto a su esposa Marielena Almengor, poseen un pequeño serpentario en El Valle, lo que ha hecho que la pequeña Gaby se interese por los anfibios y no les tema, claro que sus padres le enseñan a diferenciar el peligro, de la diversión.
¡PELIGRO!
Las serpientes son peligrosas, para quien no las conoce o les temen, pues si invaden su espacio, te atacan; expresa el biólogo; sin embargo, las hay tan inofensivas que Gaby las puede manejar, pero eso si, con instrucciones para que no le hagan daño, “ella siempre está con nosotros y a pesar de su corta edad, aprende rápido y nos pregunta todo lo que quiere saber de las serpientes y las ranas”.
SIN TEMOR
Para Gaby las serpientes no son inspiración de temor, sino por el contrario, son los animalitos que su papá cuida y que ella pretende cuidar, a pesar de su corta edad; además ella siente predilección por las ranas al igual que sus padres, los que van en horas de la noche a observarlas en el Cerro Gaital, de El Valle de Antón.
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