El caluroso día era propicio para darse un chapuzón en el Lago del Tecal, ubicado en Vacamonte.
Y es que aún a sus 64 años nada le impedía demostrar sus dotes de nadador aficionado.
Ahí estaba Agustín Pineda, en la orilla del Lago, listo para disfrutar del agua. Luego de dos pasos dentro del lago, reculó y se hizo la señal de la Cruz por temor a dejar su vida en el lugar. Pero jamás pensó que le ayudaría a combatir a un lagarto hambriento.
En una de esas demostraciones de natación, Pineda sintió cómo le mordían la mano. No sólo eso: aquella cosa lo estaba arrastrando. El señor, asustado, le dio una patada y escapó de los dientes del lagarto "come mano".