Juana es una pela' del barrio con dos hijos, una niña de dos años y un varón de dos meses. La muchacha es de esas que no investiga nada y se cree todo lo que llegue en sus oídos. Un día le dijeron que su marido la andaba quemando con Erika, una mujer más ranqueada, pero de menor edad.
No pasaron ni dos horas cuando la mujer salió a defender su territorio gritando alborotada por el barrio: ¡Esa mujer verá quién soy yo..! Cuando gritaba, se pegaba con la palma de la mano derecha en su pierna.
Cuando llegó el momento de enfrentarla, se formó un revulú y salió una bala loca que la mató.
El fin de esta historia recoge a un muerto, una mentira y un inocente. El marido de Juana es un pobre muchacho que sale a rebuscarse un par de reales para dar de comer a sus hijos y hasta está en la religión, como mal dicen algunos.
En Panamá, abundan las historias donde un chisme se convierte en un problemón. No hay que ir lejos. En las oficinas de trabajo alguien siempre comenta algo de relajo y sale una persona corriendo para regar el bochinche.
El panameño debe ser más serio. Uno no se puede creer todo lo que le dicen. La mejor técnica es "ve' pa' cree'", así se logra definir cuando un bochinche es verdad.
Uno no puede tomar decisiones con la cabeza caliente. Hay que dejar que pasen los minutos, horas y hasta días si es necesario, para saber lo que debe hacerse ante una situación de estrés. Y sobre todo, investigar, porque uno nunca sabe cuando le van a salir a uno con una mentira para causar problemas.
Amiga (o), el día que alguien te diga un bochinchito, páralo en seco y dile: "¡Hey, deja de estar en esa vaina. Es más déjame llamar a fulano para que escuche lo que estás diciendo".
Ser prejuicioso es muy negativo, sino pregúntenle a la pareja que no podía tener hijos. Se compraron un perro y después de unos años lograron tener bebé de manera natural. En una tarde de barbacoa, vieron salir al perro de la habitación de su hijo con el hocico ensangrentado y no preguntaron nada. Un tiro en la cabeza del animal sembró un gran silencio, pero cuando fueron a ver lo que había ocurrido se habían dado cuenta del error. El perro había salvado al niño.
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