La mayoría de las casas antiguas de la ciudad de Santiago, anteriormente estaban construidas de madera, tejas, quinchas, zinc pero las más viejas tenían techos de paja. Según Humberto J. Amores, educador jubilado de esta ciudad comentó que conoció a muchas de ellas.
Explicó que entre las casas muy antiguas estaba la de las familias Fabrega, Marañanos, Gotilla, Herrera, Pinilla, Flores, Riera entre otros muchos ya desaparecidos, que ocupaban las principales calles de la incipiente ciudad de Santiago, que eran pocas.
Hoy día dijo que estas caserones tienen más de cien años de construidas y aun esta de pie, algunas ya abandonadas por las nuevas generaciones que no les dan el valor que tienen pese a que allí nacieron sus antecesores.
Humberto Amores explicó que las personas que construían este tipo de viviendas eran detallistas, escogían madera que dura mucho, las tejas muy finas y sobre todo los mosaicos o pisos de vistosos colores y duraderos que no son como los de hoy día.
Le daban forma a las puertas y paredes de las casas e incluso los hierros que usan estaban torneadas a pesar de no contar con las herramientas apropiadas para hacer los trabajos de manera rápida y no hacer tanto esfuerzo.
En los años antes de la independencia dijo el educador Amores ya estas caserones estaban construidas y eran de lujo, ya en la ciudad de Santiago quedan muy pocas a las que nadie pone atención sin embargo allí esta el tallado que dejaron las manos de nuestros antepasados.
Para algunas personas como Herminio Rodríguez, es de interés para la comunidad que las autoridades y familiares que aún sobre viven tengan la iniciativa e importancia para estos casas pasen a ser parte de la historia y cultura de la provincia de Ver aguas, tan solo por la cantidad de años que tienen y por la época en que fueron construidas.
El jubilado docente Humberto J. Amores de más de 70 años, comentó que todavía existen personas que para recodar aquellos viejos tiempos hacen algunos recorridos por las calles Primera, Segunda, Tercera y Cuarta, para no olvidarse de aquellos momentos inolvidables del Santiago de ayer.