CUARTILLAS
Impacto
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Hasta Monseñor Cedeño se enteró del comentario de mi columna del doce de enero, sobre los esfuerzos del joven sacerdote Melanio para mejorar la comunidad de Filipinas, en las montañas de Sorá. Emocionado el padre Melanio dijo a fieles de la parroquia de Coronado, que tiene el proyecto de construir una escuela en este pueblo de treinta familias y ochenta niños. Por su iniciativa, el sacerdote consiguió que el señor González de Chame, donara los terrenos para la escuela, gesto que mereció el agradecimiento de quienes se enteraron. Ahora el padre Melanio sigue moviendo "cielo y tierra" para hacer la escuela. Le sugerí que hablara con el director del FIS, Escalona, para que esa dinámica institución construya la escuela. Hecho el local escolar, el padre Melanio está convencido que el Ministerio de Educación nombrará el o los maestros. Así los niños de Filipinas no tendrán que caminar una hora y cuarenta y cinco minutos, para asistir a la escuela de Manglarito. (Algunos niños caminan descalzos, como dijo el padre, quien a veces los acompaña). Cuando escuchaba esto, a mi mente vinieron imágenes de niños de la capital, que se pavean y no aprovechan la escuela que está a pocos metros de su casa. Es más, a veces esos niños mal educados dañan las bancas y paredes de la escuela, sin darse cuenta que los perjudicados son ellos mismos. (Esto ocurre incluso en la Universidad de Panamá, donde unos maleantes llenan de dibujos y palabrotas obscenas paredes de aulas y baños de la Casa de Octavio Méndez Pereira. ¡Y eso que son universitarios!) Mientras otros niños están llenos de fracasos por ser vagos y flojos, o haber caído en las garras de las drogas, los ochenta niños de Filipinas caminan casi cuatro horas al día para buscar la educación que les permita romper el círculo de pobreza que los agobia. Entre esos niños hay muchos que tienen una sonrisa franca y rápida; chiquillos con palabras sinceras agradecieron a los fieles de la iglesia de Coronado los juguetes y golosinas que les llevaron para el día de reyes. Ahora se habla de llevar donaciones de útiles escolares al comenzar las clases y ojalá que pueda asistir a este hermoso acto. Como periodista, me agradó que mi comentario sobre los esfuerzos del joven sacerdote Melanio llegara a conocimiento de la más alta autoridad de la Iglesia Católica. Y por eso he continuado señalando esta labor, que la realizan también otros sacerdotes en el interior del país. Mientras muchos panameños estaban impactados por el falso anuncio de la suspensión de los carnavales (fiestas paganas, dicho sea de paso), no nos acordamos de las necesidades que tienen moradores de pequeños poblados perdidos en nuestras serranías y montes. Ellos también son panameños y merecen atención del gobierno, la Iglesia y en fin, de los panameños que tienen un poco más. Por eso duelen los escarceos politiqueros de algunos funcionarios, cuando no se solucionan realmente necesidades de gente cuyo único delito ha sido vivir en sitios aislados. Incluso el padre Melanio ha promovido a comunidades para que hagan caminos, que él dijo que sus moradores consideran que son "carreteras". Y esto no se sabe en muchos despachos refrigerados, donde hay de todo, menos sensibilidad social y disposición para remediar problemas sociales como la falta de una escuela en Filipinas. ¡Menos palabrería y más solución! Ayudemos a los niños de Filipinas para que tengan su escuela. Cada uno puede poner su granito de arena y hacer mejor a Panamá, sin esperar que luego le den el voto en las elecciones...
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