| Féretros esperan por sus ocupantes
    Ciudad Bolivar
 AFP
 Una veintena de féretros apilados en una  esquina del hangar de Ciudad Bolívar, decorada como improvisada capilla y unas coronas de flores, esperaban los cadáveres aún no identificados de los turistas extranjeros y venezolanos, víctimas del accidente aéreo del jueves en el que murieron 24 personas. Dos corpulentos hombres transportaron desde un camión los ataúdes vacíos,  que serán colocados en la capilla que consta de un improvisadn una cruz dorada, y una especie de armazón que albergarán, uno a uno, los féretros  para el último oficio religioso antes de que los cuerpos sean trasladados a los países de los infortunados turistas. Luego de su reconocimiento, serán transportadas hasta Caracas desde el  aeropuerto de Ciudad Bolívar, que no es más que un descampado de terreno con  una pequeña pista, rodeada de varios hangares y una pequeña torre de control,  desde donde se suprevisan los escasos vuelos que parten desde este lugar. Familiares de las víctimas venezolanas que aún no han sido identificados,  montan guardia alrededor del hangar donde los forenses hurgan los cuerpos para tratar de descubrir su identidad, labor difícil por lo calcinado de algunos de ellos, "¡Ay, Dios mío!" exclama una mujer de unos cuarenta años, antes de taparse la cara con las manos para ocultar las lágrimas que han estado aflorando de sus ojos desde que recibió la noticia de la muerte de su ser querido el pasado  jueves. En las conversaciones de los familiares no se deja de escuchar sobre la  "valentía del piloto", de quien, están seguros, tuvo la pericia de estrellar el avión en un descampado de una barriada de 3.000 habitantes, ocasionando tan  sólo tres heridos. Ya algunas personas han recibido los cuerpos: el piloto Angel López, el  copiloto Walter Manrique y el mecánico José Olivares del avión DC-3 de la  empresa Rutaca que se estrelló en Ciudad Bolívar, fueron plenamente identificados. López y Olivares fueron enterrados en el cementerio de esta selvática  ciudad ubicada a 450 km al sureste de Caracas, mientras que Manrique esperaba  para que le rindieran una sencilla ceremonia en el hangar de Rutaca, para  recordar el sitio donde trabajó por varias décadas. El adios fúnebre será igual al de sus compañeros: pasearán su féretro entre los aviones de Rutaca, en su mayoría DC3 con sus narices apuntando hacia el  cielo, con los familiares atrás en silencio, para luego transportar el cuerpo  en un vehículo hasta el cementerio. La repatriación de los cadáveres de los turistas del avión siniestrado en Ciudad Bolívar procederá una  vez culmine el proceso de identificación que realizan expertos forenses de la Policía Técnica Judicial.  Los responsables de las víctimas de nacionalidades  húngaras e italianas manifestaron ser partidarios de cremar a sus ciudadanos, mientras que los de Estados Unidos, Canadá y Holanda procederán a                 trasladar los cuerpos en las condiciones en que quedaron. Según trascendió extraoficialmente, el aparato cayó  por fallas en uno de los motores.           |