EDITORIAL
Nuevo bachillerato
El Ministerio de Educación inició la aplicación de una nueva reforma a los programas de estudio en la secundaria: las variantes en el bachillerato tradicional de ciencias. Específicamente, las autoridades crearon el "énfasis" en sanidad ambiental. Según se informó a este rotativo, también está en proyecto, y es muy posible que se aplique en los próximos meses, el "énfasis" en turismo. La idea es sensacional. Es esto lo que se espera del Ministerio de Educación: creatividad. Los dos temas que están en el tapete, la ecología y el turismo, son las puertas de entrada que Panamá requiere para empezar con buen pie el siglo XXI. Haber continuado como se iba, con bachilleratos tradicionales que en nada benefician al país, y mucho menos al estudiante, en estos tiempos de cambios vertiginosos y retos que se antojan hasta hiperbólicos, se parecía mucho a tener por delante una imponente carretera, y para recorrerla un moderno automóvil... ¡pero sin combustible! También la ministra de Educación, Doris Rosas de Mata, ha mencionado que existe un grupo de especialistas trabajando en reformas más profundas a los programas de estudio de primaria (reformas que ya están listas) y secundaria, y pronto iniciarán la fase que a ella más le interesa: la de post-media. Parecen muy buenas noticias; pero no lo son en términos generales. La información detallada arriba llegó a los medios porque se le salió a la ministra, y no porque se haya pretendido compartirla con el público. Los interesados, que deben ser todos los educadores, los padres de familia y, sobre todo, los empresarios que serán quienes les darán empleos a los graduados de estos nuevos bachilleratos, no tienen ni idea de lo que se está haciendo. El ministerio no ha compartido sus planes con el conglomerado, y por ende los logros que se alcancen serán difícilmente mensurables. ¿Por qué dañar una idea tan buena como esa con la falta de consulta, con nulo aporte de sectores importantes como el empresarial, los pedagogos y los planificadores? Es cierto que lo que menos tiene el país es tiempo, ante los momentos de cambio que se viven. También coincidimos con la premura que hay que imprimir a las decisiones por tomar, para que las circunstancias no rebasen las acciones. Sin embargo, no hacer partícipes a ciudadanos interesados, y que de una u otra forma serán afectados, demuestra falta total de tacto y capacidad estratégicas.
PUNTO CRITICO |
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