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La sociedad panameña está dando un gran ejemplo de tolerancia y cordura en su conducta diaria, la gobernabilidad se encuentra en un buen nivel, porque hemos aprendido que es el mejor camino para la convivencia pacífica.
Mario Vargas Llosa, en un artículo publicado en nuestro país, alega que en las naciones donde se pasa de una dictadura a una democracia, queda mucho tiempo para que la vida institucional se restablezca y se normalice.
Pero en Panamá las personas están recurriendo a los medios de prensa y a los tribunales para resolver sus divergencias y negocios, dando un ejemplo al mundo, que somos capaces de vivir un ambiente de civilidad.
Esto se demuestra en los miles de casos de quejas llevados a la Defensoría del Pueblo, donde diariamente se tramitan todo tipo de quejas. Igualmente, los consumidores recurren a la CLICAC para reclamar todo lo concerniente al comercio.
En nuestro país se ha vuelto a hablar de amor por la naturaleza, por la familia, el amor por la lectura cuyas ferias de libros nos sorprenden, cada día aparecen más autores panameños, la cultura se incrementa, aunque todavía hay quienes intentan confundir comunicación con vulgaridad.
Estamos viendo gente en los autobuses que dan los puestos a los mayores y mujeres embarazadas, la necesidad de prosperar, encontrar empleo, son el norte de los panameños y panameñas. Al tiempo que las organizaciones civiles crecen y el apoyo cristiano a organizaciones benéficas se multiplica.
Nuestra campaña política es tranquila y pronto podremos decir que es tan cívica como la de nuestros hermanos costarricenses, con nuestro aire muy panameño, aunque la violencia colombiana y sus protagonistas, nos quitan en ocasiones el sueño. Todo esto llevará a restaurar nuestros valores que en un pasado nos distinguieron con el dicho “Buena gente son los panas”. |
