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Durmiendo con el enemigo

Aquelino Ortega Luna | Periodista

Si hay algo que han hecho con solvencia y maestría los miembros del Gabinete del presidente Martinelli en 18 meses de gobierno es "meter la pata", al punto que el país en más de una ocasión ha estado al punto de colapso.

Hace poco Martinelli, en un escueto comunicado les recordó que en el "reino de los locos" no se permiten voces disonantes y que le guste o no a algunos políticos recalcitrantes de la alianza oficial, él "sigue siendo el rey" hasta el 2014.

Si bien en sus inicios Martinelli promulgó el decreto mediático "Se puede meter la pata pero no la mano", con el transcurso de los días, el mandatario ha tratado de recoger sus palabras, toda vez que sus colaboradores han convertido el tema de la "metida de pata" en prácticamente un deporte nacional.

Demasiados frentes se han levantado en la administración Martinelli. Conflictos con la sociedad civil, los sindicatos, educadores, empresarios y periodistas, entre otros gremios, han debilitado políticamente al gobierno del cambio y lo imposibilitan de ganar cualquier concurso de popularidad.

Paralelamente y agregándole más sal a la herida, la relación política que mantiene Martinelli con sus aliados panameñistas se asemeja más a un "mal matrimonio" que a una romántica luna de miel.

Los panameñistas que están dentro y fuera de la papa, critican en los corillos las decisiones faraónicas del rey del "crazy team" y aseguran que es peligrosa la excesiva concentración del poder en el Palacio.

Con el rechazo al anteproyecto de reelección presidencial inmediata, los "discípulos del Fufo" enviaron el mensaje directo y claro que son capaces de abrir el "machi político" que mantienen con Cambio Democrático (CD) si no se respetan los compromisos adquiridos al establecerse la alianza.

El intercambio mediático de sonrisas entre Martinelli y Varela no debe interpretarse como expresiones de un amor político y loco interminable. Hay fricción.

Con la reprimenda escrita a los ministros, Martinelli les recordó a sus aliados y adversarios, que aunque en política a veces es necesario "dormir con el enemigo", no permitirá que nadie le "meza la cuna", al menos hasta el año 2014.




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