A este desdoroso gobierno de las expectativas, se le está reventando absolutamente todo en la cara. Y es por eso que cada día vale más el popular dicho: "Dios castiga lengua y no palo".
Ahora resulta que estamos ante un baño pestilente de aguas negras.
Resulta que están colapsando en plena estación seca las tuberías de aguas servidas en puntos estratégicos de la ciudad, comenzando desde el casco viejo, pasando por Hacienda hasta la cuarentona tubería del río palomo.
Ya nos parece ver a los excusadores profesionales del gobierno, que en materias fecales son unos expertos, haciendo análisis retrospectivos, de por qué la caca inunda la ciudad capital.
Se percibe que para este gobierno que no cumple tres años y bautizado nacional e internacionalmente como los arcángeles de las desgracias, no es suficiente con las tragedias acontecidas en el país y hasta se teme que dentro de las recomendaciones nos obliguen volver a las bacinillas.
Y tendría lógica si esta tenebrosa administración con un 99 por ciento de funcionarios efectistas y de un escandaloso uno por ciento de efectivos, recomiende las bacinillas.
Primero porque no tendrían que venir de China (los tanques plásticos de cinco galones, resolverían), segundo porque aliviarían la injusta presión a que históricamente se ha sometido a las cañerías de aguas negras y a los innavegables ríos: Juan Díaz, Matías Hernández, Matasnillo y Curundú. Esta sería la única iniciativa feliz de estos muchachos que parecen jugar a la casita mienttas una parte del país se desangra y la otra vive acorralada por culpa de la incapacidad de ellos mismos.
Y tendrán éxito con el proyecto de las bacinillas siempre y cuando ordenasen viajar a la población citadina todas las mañanas con sus respectivas bacinillas para descargarlas directamente en la bahía.