S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


inicio

al cierre

nacional

política

opinión

el pueblo habla

provincias

nuestra tierra

sport

el mundo

viva

vida nueva

sucesos

 

CRITICA
 
FAMILIA
  OPINIÓN


Nunca había orado con tanta intensidad

Hermano Pablo | Reverendo

Lo que más deseaba Margot Strecher era un buen baño caliente en el confort de su hogar, y después una cama tibia y acogedora como premio a un intenso día de trabajo. Ese era el sueño de cada día de Margot, camarera de Hartberg, Austria. Mientras regresaba del trabajo, soñando con el baño caliente y la cama tibia, se salió del camino al cruzar un puente y cayó con el auto a un río congelado.

Golpeada y con fracturas, y sumergida hasta los hombros en el agua fría, Margot clamó con todas sus fuerzas: «¡Dios mío, ayúdame!» Y en medio de la noche, empapada de agua helada y con copos de nieve cayendo lentamente, una anciana oyó su clamor. Cuando Margot se halló en el hospital, les dijo a los médicos: «Nunca había orado con tanta intensidad como esta noche.»

Los sueños más lindos y los proyectos más atractivos suelen derrumbarse en un momento. El baño caliente y la cama tibia de Margot, camarera nocturna, se cambió de pronto en baño helado y en la perspectiva de morir ahogada dentro de su propio auto que se hundía inexorablemente.

Pero clamó a Dios como nunca lo había hecho, y su situación cambió. Porque el fracaso de un proyecto, la destrucción de un ideal, el derrumbe de una ilusión, si bien producen desconcierto, no son una desgracia irreparable. La desgracia no la produce la pérdida del ideal. La desgracia la produce la pérdida de fe.

A los 45 años de edad un hombre descubrió que su esposa lo había estado engañando. Sufrió enormemente. A fin de olvidarlo todo, se fue a vivir en los bosques, comiendo solo frutas silvestres. Resultó que la vida al aire libre lo transformó, física, emocional y espiritualmente. Volvió a la ciudad, y a los 50 años había reconstruido su vida.

Cuando aun contra toda razón mantenemos la fuerza, no perdemos de vista a Dios y ponemos la esperanza en Él, miramos con ojos expectantes esta vida, que es tan fluctuante y problemática, y en cualquier momento ocurre el cambio positivo que renueva nuestra esperanza y restaura nuestra fe.

Siempre podemos clamar a Aquel que es misericordioso, poderoso e inmutable. En Él hallamos la paz que necesitamos, y Él nunca nos falla. En un mundo cambiante, necesitamos la ayuda de Uno que nunca cambia.




OTROS TITULARES

El "estrangulador de Boston"

Sin embargo, me meto al mar borracho

El respeto

Creatividad en tiempos de crisis

Biodiversidad en peligro

Nunca había orado con tanta intensidad

Sala Quinta

 


 

  





linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2009, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados