Si algo caracteriza a la cumbia chorrerana es que no es apta para cardíacos, gente en mala condición física, ni flojos.
Chorreranos que conocieron y bailaron con el conjunto del Ñato Califa recuerdan que todo su repertorio de canciones se fundía en una sola pieza que se prolongaba hasta altas horas de la noche, incluso hasta el amanecer. Había que bailarlo hasta que se rompiera el cuero.
A diferencia de cualquier conjunto de música folklórica, que se presenta frente al público, los conjuntos de cumbia chorrerana son rodeados por los danzantes, quienes giran alrededor de los músicos, cantan y se "roban" las parejas unos a otros. Y esto durante horas y horas.
Benjamín Acevedo, cantante santeño de décima, admiraba a Ñato Califa y su banda no sólo por ser aparentemente inagotables, sino porque no perdían nunca el ritmo.
"Sólo necesitaban cinco instrumentos básicos y una cantante para hacer un baile", recuerda Acevedo, quien tenía más de 35 años de conocerlo. "Ñato tenía un oído muy bueno, y nunca perdía el compás, a pesar de lo largo de los bailes y de su edad".