Casi un año después del accidente de tren que causó la muerte de ocho personas y heridas a otras 23, las autoridades australianas revelaron ayer que se debió a un ataque al corazón sufrido por el conductor.
El siniestro se produjo el 31 de enero del año pasado cuando el conductor, Herman Zeides, sufrió un ataque cardiaco después de que el tren, en el que viajaban 80 pasajeros, partiera desde Sydney hacía Wollongong.
El convoy descarriló a cuatro kilómetros al sur de la estación de Waterfall, unos 60 kilómetros de Sydney, y el accidente no fue registrado por la caja negra del tren porque no se encontraba en funcionamiento.
Según la investigación, Zeides no pudo activar el freno de emergencia, lo que explica la versión de algunos pasajeros de que el tren viajaba a una velocidad excesiva momentos antes del accidente.
El informe acusa al Gobierno de no haber realizado una revisión médica adecuada de su personal y de instalar un freno de emergencia insuficiente. |