TEMAS DE ACTUALIDAD
El arrastrómetro
"Si mi verdad pone en evidencia tu mentira, luego tu mentira
debe ser tan grande como mi verdad..." (Multa Paucis)
Raymundo A. Moore W.
Una práctica médica
elemental es tomarle la temperatura a todo paciente que acuda a un centro
de salud (clínica u hospital), para lo cual se utiliza un termómetro
que, por lo general, es colocado debajo de la lengua del paciente, tratándose,
claro está, de un adulto, un joven, o de niños ya creciditos;
más, en el caso de infantes (y a veces ancianos), esta toma de temperatura
se logra colocando el termómetro debajo de una de las axilas del
paciente, o, en otros casos, por la vía anal, tareas éstas,
realizadas, generalmente, por personal médico autorizado (enfermeras,
auxiliares, o por los propios galenos).
Pero existe entre nosotros otro tipo de mecanismo para la toma de temperatura
cuando se está en presencia de otra enfermedad - crónica por
cierto - que requiere de otro tipo de aparato para medir el grado del mal
de que padece este enfermo (casi un adicto).
La enfermedad se llama "Arrastritis"; el aparato "Arrastrómetro",
y el paciente se conoce con el apelativo de "Arrastrado".
Por todo esto se deduce que nos estamos refiriendo a un ser humano (un
panameño-tipo, más específicamente), que carece totalmente
de valores morales, éticos o profesionales.
Este arrastrado es el individuo que sólo busca ganar canonjías,
gracias y favores (en términos de dólares), por lo que sin
que se lo pidan, el arrastrado se va de bruces no solo para "hacer
mandados" (comprar café, llevar zapatos al limpiabotas), sino
también para cubrirle las espaldas al jefe, mintiendo o inventando
situaciones falsas o supuestas.
Ahora bien...el arrastrado, aunque en la mayoría de los casos
gana un salario, realmente no trabaja, porque el papel que desempeña
- muy orgulloso de ello - es asegurarse de que a su "protector"
(otro sinverguenza que se aprovecha y explota la poca o casi ninguna autoestima
de ese que le sirve incondicionalmente), repito, es asegurarse de que no
le falte nada, lo que puede ser desde cigarrillos, hasta escapadas amorosas
furtivas, arregladas por este infeliz arrastrado.
Pero lo que no sabe este medio-hombre (o mujer) arrastrado, es que tiene
un gran aparato, o caatlizador, llamado "El Arrastrómetro",
que sirve para ponerlo en cintura, que pronto, pronto, lo va desenmascarando
ante los demás: se trata de la misma gente a quien el arrastrado
cree engañar... o sea que el arrastrómetro es el propio pueblo
que, actuando como paramédicos, le aplican el termómetro de
nuestro desprecio y repudio (el arrastrómetro), para dejarlo en evidencia.
Y créanlo, señores... el arrastrado puede ser desde un
"chofer" hasta un dirigente (sindical), donde el "chof"
se siente orgulloso de ser un "célebre" pero despreciado
trabajador, mientras que el dirigente queda al descubierto, hecho un despojo
humano sin autoridad moral, sin dignidad, y sin futuro social, comunitario
ni personal... se arrastró tanto ante la empresa donde trabaja que,
sin que hubiera podido, ni querido evitarlo, primero lo convirtieron en
una ficha que la empresa manipuló a su gusto y antojo (y por supuesto,
conveniencia), para luego utilizarlo como instrumento para llevar a cabo
los más aviesos planes para no sólo reírse de los trabajadores,
sino para pintar de amarillo dicho sindicato.
Por eso, insisto en decir, que mentir o falsear exprofesamente una verdad,
sólo hace grande, o más grande, la verdad que la mentira quiso
fabricar. ¡Por algo Dios maldijo al más grande rastrero que
existe: la culebra...por falsa, por mentirosa y... por arrastrada!
¡Au Revoir!
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AYER GRAFICO |
Los estudiantes del Instituto Nacional que iniciaron la gesta del 9 de enero |
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