FAMILIA
Objetivos de los padres respecto
a los hijos
Roberto L. DuPont Jr. M.D.
Revisemos de nuevo algunos
aspectos específicos de los objetivos de los padres respecto a la
educación de los hijos. Un amigo me dijo hace poco: "Para muchos
de nosotros es fácil tener hijos; el reto es educadrlos". Como
casi todo padre admitirá que educar hijos es un objetivo muy grande
que rara vez se realiza por completo o satisfactoriamente, pero el esfuerzo
por lograrlo es uno de los que los padres consideran más importantes
en la vida.
Al hacer un análisis, la mayoría de los padres tienen algo
que lamentar, algo importante. Pero si podemos comprender la importancia
de esta tarea y tener la humildad necesaria para enfocarla constructivamente,
nos alienta el hecho de que educar una familia es uina función orientada
y temporal, que comienza en la concepción y termina cuando el chico
deja el hogar para ser autosuficiente. En la mayoría de las familias
el cumplimiento de esta tarea se lleva de 18 a 22 años. A través
de este período los padres deben mantener sus ojos y sus mentes abiertas
a los problemas que encuentran sus hijos al crecer, teniendo en cuenta que
algunos de ellos son físicos y otros sicológicos. Y, sobre
todo, si los padres pueden cumplir su destino ayudando a sus hijos a identificar
y buscando soluciones sólidas, las recompensas pueden ser enormes
y perdurar siempre.
Se podría decir que esto resulta simplista, un punto de vista
limitado de las relaciones padres-hijos, ya que no terminan cuando el hijo
deja el hogar. Ciertamente en muchas familias las relaciones más
positivas y más importantes tienen lugar después de que el
hijo se ha convertido en adulto y ha dejado la casa. Sin embargo, mi objetivo
es el período de responsabilidad paterna primaria. Una vez que el
hijo es adulto el rol de los padres cambia dramáticamente de la responsabilidad
de enseñar a la de ofrecer consejo y apoyo. Cuando los padres no
reconocen los límites de dicha responsabilidad se hacen tanto daño
a ellos mismos y a sus hijos como cuando no reconocen la obligación
que tienen para con sus hijos pequeños.
LA INTELIGENCIA DE LOS HIJOS
Algunas veces los padres temen que sus hijos no tengan la agudeza mental,
la inteligencia para sortear los obstáculos de la vida. Mi sugerencia
es esta: nunca subestime la agilidad mental y la capacidad de su hijo porque
existen muchas "inteligencias" diferentes. Le pido que, como padre,
considere por un momento la forma en que la subestimación de esa
inteligencia o IQ puede impedir severamente el funcionamiento y afectar
adversamente la vida de su hijo. Muchas veces he oído a los padres
hablar de la inteligencia de sus hijos como si ésta fuera un atributo
biológico, innato, con el que no se puede hacer nada. Una valoración
más realista de la inteligencia es verla como la medida de la capacidad
para solucionar problemas de la vida real. Esta capacidad, o incluso su
potencial, involucra una función biológica pero también
la capacidad de buscar, obtener y usar adecuadamente la ayuda de los demás;
la habilidad para definir y terminar una tarea, la capacidad de comentar
nuestra atención en un problema y buscar su solución. Esta
es la inteligencia "cotidiana". Tal vez el sentido común.
Conozco dos ejemplos muy diferentes que demuestran que los padres no
deben apresurarse a sobre o subestimar la inteligencia de sus hijos. Cuando
era residente de siquiatría uno de mis primeros pacientes fue una
mujer de 25 años, con un coeficiente mental de 140 (nivel de "genio"),
que no había podido terminar sus estudios porque su vida era un desastre.
No podía distinguir sus habilidades mentales y físicas. No
había conservado un empleo por más de unos meses y había
cambiado de una relación dependiente a otra. No era sicótica,
ni esquizofrénica ni nada parecido. A pesar de ser un "genio"
estaba impedida aparentemente por la vida, por lo que los siquiatras llaman
"problema de carácter".
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