El Volcán Barú no está muerto. Es geológicamente activo, pero no existe ningún indicio que indique un riesgo eminente o inmediato que pueda provocar una alarma en la comunidad.
Julio Escobar Villarrué Secretario Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, explicó que un grupo de científicos que analizaron sismos que se registraron en mayo el 2006, concluyeron que fueron superficiales tectónicos, donde el origen primario fue actividad volcánica muy profunda que genera la presión de gases, que lubrican las fallas superficiales de la región y que dieron como resultado estos temblores.
Sin embargo, la conclusión que dieron estos científicos nacionales y extranjeros que ni estos sismos, ni la información que envían los sensores indican que se este iniciando un nuevo episodio volcánico.
NUEVOS ESTUDIOS
Los nuevos estudios sobre el Volcán Barú indican que en los últimos 1,600 años han existido cuatro episodios y el último se registró en cercano a la fecha de 1,500.
El área de impacto involucra un área de riesgo como Boquete, Volcán, Cerro Punta y las áreas colindantes al Volcán con una distancia similar. El tipo de riesgo que entraron en acción en estos episodios avalancha de lodo producto del material, flujos de cenizas candentes, nubes de cenizas que se desplazarían según la intensidad y la dirección del viento.
GEOLOGICAMENTE ACTIVO
Ahora a la población, las generaciones futuras y los gobiernos les queda estar concientes que se convive con un volcán geológicamente activo y al registrarse un episodio futuro, a la generación que le corresponda vivirlo tiene que tomarse ese riesgo en serio.
"Afortunadamente conocemos esto con suficiente antelación para comenzar a prepararnos", dijo.
El Grupo de Respuesta Pre Activa y SENACYT, han invertido más de 50 mil dólares en armar en una red de sensores para que se pueda dar una alerta con más de un mes de anticipación sobre cualquier evento que pueda generar este volcán.