EDITORIAL
¡Qué Día de Reyes!
La religiosidad popular nos enseña que hace más o menos veinte siglos, tres orientales estudiosos de la astronomía descubrieron un extraño lucero en el firmamento. Su amplia cultura los llevó, entre otras, a las tradiciones semitas y hacia las tierras palestinas, acudiendo al encuentro con el rey que había nacido, y le llevaron regalos. Es ésta la verdadera Navidad, y no la que las sociedades occidentales y consumistas han impuesto.
Pues bien, esta fecha, que simboliza el encuentro de las culturas no judías con el Dios de Abraham, nos llega hoy cargada de muchas noticias conflictivas y claras señales de que los hombres, de todas las razas y culturas, se han alejado definitivamente de Dios.
En el ámbito internacional, todo está dispuesto para una cruenta guerra en el oriente, de ahí mismo de donde partieron aquellos Reyes Magos que adoraron a Jesús. Pronto caerán las bombas y, aunque el concierto de naciones se opone, Estados Unidos impondrá su voluntad a sangre y fuego.
También del extranjero nos llegan noticias del nacimiento de dos bebés clonados, el último de ellos originado por una pareja de lesbianas holandesas. La explosiva situación en Venezuela; la violencia criminal creciente en México y Colombia; África y su permanente brote y rebrote de mortandad y hambre. ¡Hasta dónde pensamos llegar los seres humanos!
El suelo patrio no se queda atrás, y también compite generando situaciones escandalosas que causan pesadumbre. Hoy, la mandataria Mireya Moscoso anunciará un cambio en su Gabinete ministerial. La entrada y salida de figuras al equipo ejecutor del Gobierno no despierta más que suspicacias, y muy pocos tienen entusiasmos, todo lo contrario.
A lo interno de los partidos políticos, las aguas no sólo se están saliendo de su cauce, sino que están a punto de ebullición. No hay colectivo que no esté enfrentando una dura crisis de unidad, principalmente por los intereses encontrados de los diversos grupos que pugnan por su parte del pastel. Muy pocos de ellos realmente están en la refriegas por razones ideológicas.
Este panorama político es la mecha; el económico, la caja abarrotada de pólvora que está a punto de estallar. El desempleo se va convirtiendo en una cuerda de cadalso atada al cuello de la población. Cada vez son más, los que se van quedando sin dinero para llevar pan a la mesa.
Con el aumento de todas las tarifas de consumo, y la reforma tributaria que se nos viene encima, los pobres se están haciendo más pobres, y aquel que tenía dinero en holgura, no sabe cómo serán las cosas en los próximos años.
Aunado a todo ello, la situación de violencia en las calles se van tornando insoportable. Los crímenes aumentan en número, y más que en eso, en crueldad. Panamá ha dejado de ser ese oasis que del mundo entero buscaban para relajarse, para tener paz.
Este es el Día de Reyes con el que despierta hoy Panamá: uno lleno de sombras e incertidumbre.
PUNTO CRITICO |
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