Con motivo de los trece años de la invasión (liberación), escribí dos columnas (artículos), que no gustaron a más de uno. Era lógico que no le cayeran bien a los que defendieron la dictadura militarista. Ellos gozaron de privilegios y prebendas. Hicieron cuantos chanchullos pudieron, para llenarse de plata.
Pero los que me regañaron no fueron de la dictadura, sino gente que luchó contra ella. Fueron civilistas y por eso señalo lo que me dijeron. Así no pensarán que estoy de acuerdo con los sinvergüenzas militares y políticos civiles, que respaldaron “el proceso revolucionario”.
Una dama profesional, con muchos títulos, gritó para decirme que ella estaba “encantada y feliz de la vida” con la invasión.
Para esa dama no importa que la invasión violó la soberanía panameña, porque Noriega no era un gobernante escogido por votación popular. Por eso no teníamos ni gobierno legal.
Añadió la dama que la dictadura estaba acabando con el país, llevándonos al comunismo (había cubanos y otros extremistas extranjeros en Panamá. No se ha hablado mucho de esta realidad).
También se refirió a la crisis económica que sufríamos, con los bancos cerrados, la economía por el suelo, la gente con miedo a salir y ser arrestada en cualquier momento.
Otra panameña me miró raro y con malicia preguntó: ¿Ya te metiste a PRD, que están lamentando los que murieron por defender a Noriega? Allá ellos y bien muertos que están”.
Tuve que decirle que yo me refería a panameños en general.
Y siguiendo un sentimiento cristiano, pensé que cualquier muerto en una acción violenta merecía respecto... y un recuerdo, aunque no se estuviera de acuerdo con las razones de su muerte.
Por eso dije en mis escritos que no quise participar en una fiesta de fin de semestre en la Universidad, precisamente el veinte de diciembre.
Sin embargo, la dama no aceptó mis argumentos. Ella considera que los que murieron en la invasión estaban defendiendo la dictadura narcotraficante de Panamá.
Estos comentarios que también me hicieron otras personas me han dejado pensando. ¿No hay que respetar ni lamentar los muertos, si fallecieron por una causa injusta?
Y me pregunto además, si esos CODEPADIS y Batalloneros de la Dignidad no tenían el “cerebro lavado” por los militares cobardes, y por eso murieron.
He hablado con gente que se enfrentó a tiros con los norteamericanos. Esas personas sostienen que lucharon por defender a la patria panameña, que era invadida por soldados extranjeros.
Todos ellos justifican su acción, aunque se haya probado que Torrijos, Noriega y otros militares, fueron “sapos” de los mismos norteamericanos, en algún momento de su vida como militares.
Tal vez esto ocurre porque los gobiernos en este período democrático, no se han atrevido a definir cómo conmemorar el veinte de diciembre.
Una de estas damas sugirió que fuese declarado “día de celebración democrática”. |