La decisión del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, de despedir a cientos de empleados del municipio y de intervenir su obra social derivó en una huelga convocada ayer por los trabajadores, cuyas protestas ponen en "jaque" a la ciudad.
Una marcha multitudinaria de los empleados estatales hacia la sede de la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires generaba ayer un caos de tránsito en el centro de la capital argentina.
La huelga afecta la mayoría de las dependencias oficiales para trámites administrativos, mientras que los centros culturales permanecían cerrados, en tanto que el cementerio estaba abierto, pero no admitía inhumaciones.
La protesta convocada por Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA) fue respaldada por Hugo Moyano, titular de la Confederación General del Trabajo (CGT) -la mayor central obrera del país- y líder del sindicato de los camioneros.
La cancelación de contratos se debe a que esos empleados fueron nombrados por "razones políticas" durante la gestión anterior de gobierno o no asisten a trabajar, pero sí a cobrar su sueldo, según las autoridades.