Con todo y que el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) lanzó una alerta de mareas extremas hasta el 5 de enero de este mes en las costas del Pacífico, las playas estuvieron abarrotadas este fin de semana.
El hecho de que cinco personas murieran ahogadas el mismo primer día del 2010 tampoco le bajó los ánimos a mucha gente de arriesgarse y lanzarse al mar revuelto.
Lo cierto es que en esta temporada de verano, no podemos esperanzarnos en que un salvavidas del SINAPROC nos rescatará si nosotros o uno de los nuestros se está ahogando. La responsabilidad en las playas corre primero por uno mismo.
Y la primera decisión es si ir o no a una playa en momentos en que la marea está extremadamente alta, como ya el SINAPROC advirtió públicamente. Los paseos a la playa son actividades recreativas en las que usualmente se involucra el consumo de licor y se lleva a niños pequeños para que se diviertan en el agua. Estando el mar en esas condiciones, es muy probable que un menor se meta en dificultades, y a su vez muy poco probable que un adulto entrado en tragos sea físicamente y mentalmente capaz de rescatarlo. Al final, serán dos ahogados en vez de uno.
En una situación de mareas altas como la actual, lo más prudente es otra alternativa, como una piscina o el río.
Los ahogados del primer día del año llevaron luto a cinco familias panameñas, y al resto nos trajeron un llamado de atención sobre la precaución que hay que tener ante el poderoso océano. Podemos acercarnos a él, pero en las circunstancias propicias, respetándolo, vigilando atentamente a nuestros pequeños, y tomando todas las medidas de seguridad.