Anaclara Padilla Estrada
Periodista
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Safiya nació demasiado pronto. Con diez días de vida, apenas pesaba un kilo. Y en su Senegal natal, una incubadora para salvar a bebés prematuros como ella es un lujo. Por eso vive pegada a su madre desde que vino al mundo. Piel con piel. Sintiendo su respiración y escuchando el latido de su corazón. Y ha sobrevivido.
En el mundo, nacen anualmente 20 millones de niños como Safiya, el 95% en países empobrecidos. Ante la falta de centros hospitalarios y de higiene, la escasez de material técnico y los problemas de hacinamiento, los especialistas se plantearon la posibilidad de sustituir la incubadora y el hospital por la madre y su propio cuerpo. Así aparecieron las Madres canguro.
La idea surgió en el Instituto Materno Infantil de Bogotá en 1979. Durante los años anteriores, los doctores Héctor Martínez y Edgar Rey veían cómo los índices de infección y mortalidad entre los recién nacidos hospitalizados crecía de forma alarmante. Modificaron el tratamiento del prematuro, y le permitieron salir del hospital cuanto antes para llevar a cabo un seguimiento ambulatorio.
Se basa en lo que la naturaleza ideó para los bebés marsupiales, que completan su desarrollo fuera del útero, agarrados a las glándulas mamarias y protegidos en una bolsa. Esta posición les ayuda a regular y conservar la temperatura debida, una capacidad que no poseen al no haber completado el periodo de gestación. De esta manera, permanecen en contacto directo con la madre hasta que alcanzan los tres kilos.
Una nutrición adecuada mediante la lactancia materna, la atención ambulatoria una vez por semana, y el apoyo a la madre en el cuidado del pequeño hasta que cumple los cinco años son los otros pilares que hacen posible esta recuperación.
La estimulación mejora y garantiza el patrón respiratorio y cardiaco. La voz de la madre, su arrullo, y el entorno familiar sirven de detonante para el desarrollo neurológico y cognoscitivo. Además, de esta forma es la madre, y no los médicos, la que se convierte en la actriz principal y responsable del cuidado del bebé.
Las Madres canguro siguen demostrando su eficiencia al suplir la carencia de recursos tecnológicos o la falta de vínculos entre madre e hijo en lugares variados de todo el mundo. Al menos, esta técnica ha funcionado para Safiya. Cinco meses después de nacer, ya pesaba casi siete kilos.