Un ataque suicida contra un autobús que transportaba a efectivos de la guardia nacional iraquí mató a 22 personas, en el peor ataque de este tipo en casi cuatro meses contra los iraquíes que cooperan con las fuerzas estadounidenses para garantizar las elecciones del 30 de enero.
Dos hombres hicieron estallar su vehículo cargado con explosivos a las afueras de una base militar estadounidense al norte de Bagdad. La explosión cerca de Balad, 60 kilómetros al norte de la capital, es el ataque más reciente contra las fuerzas iraquíes de seguridad, en una violenta campaña para alejar a los votantes de las urnas.