Nada es para siempre. La mayoría de los objetos de uso cotidiano pasan al olvido porque dejan de funcionar o porque pasan de moda.
Con el devenir del tiempo y el desarrollo de modas y tecnología, se ha perdido la relación sentimental con los objetos.
El uso de las cosas hace su vida limitada. La definición de envejecimiento es el desgaste que sufren los objetos. Aunque es difícil saber cuándo algo no sirve, pues el concepto de utilidad varía con el tiempo, las personas que utilicen el objeto y el uso que se le dé.
Además, también influye el desgaste pasivo del tiempo. No sólo utilizar las cosas las desgasta. Los factores naturales (como la temperatura, la humedad, etc.) destruyen la materia, sobre todo la de origen químico.
El desgaste tiene que ver con los objetos que se consumen lentamente debido a la fricción producida por su uso. Es el caso de la ropa y el calzado. A diferencia de los aparatos mecánicos, es el usuario quién determina cuándo ha terminado su vida útil. Por ejemplo, las zapatillas de deporte tienen una vida media de 17 meses aunque dependiendo del uso y del trato pueden llegar hasta varios años de uso con una buena respuesta. |