El año que está a punto de desvanecerse entre las sombras del pasado, nos ha dejado muchas lecciones que no debemos olvidar. Una de ellas es que todo se transforma, a veces de manera dolorosa, a pesar de las previsiones. La solidez de un sistema tiende a convertirse en cenizas ante los abusos , como ha sido el caso del capitalismo y su crisis financiera que se expande por el mundo.
En el plano local, la naturaleza reclamó con fiereza los desmanes contra ella cometidos y nos demostró lo frágil de nuestra torre de barro. Lluvias intensas, inundaciones, derrumbes, muertes y miles de damnificados fue el resultado de este feroz embate.
Lo político no dejó de ser noticia y las pugnas por los liderazgos, por las candidaturas y por mantener presencia y poder, demostró lo cambiable de la voluntad humana y su capacidad de ajustarse a las necesidades e intereses.
En el plano artístico y deportivo, se alcanzaron niveles pocas veces logrados. Jóvenes cantantes, boxeadores, atletas y nadadores, dieron brillo al nombre de Panamá en todo el planeta. Nadie podrá olvidar las hazañas de Margarita Henríquez, Chemito Moreno, Ricardo Córdoba, Guillermo Jones, Pelenchín Caballero y el heroico César Barría que cruzó el Estrecho de Gibraltar, a pesar de su limitación física.
Este año es la política la que estará sobre el escenario. Cuatro candidatos a la Presidencia de la República decidirán en mayo quién rige los destinos del país durante los próximos cinco años, con un panorama no muy claro donde se avistan densos nubarrones.
Quedan muchos asuntos por resolver, que tal vez, sean heredados por el nuevo Gobierno, entre ellos, la inseguridad ciudadana, la corrupción, la justicia social, la equitativa repartición de la riqueza, la modernización del transporte público, la seguridad social y otros. Sin embargo, tenemos fe en que durante el año 2009, la todopoderosa voluntad de Dios nos permitirá, al menos, reducir un tanto esta lista y construir ese país que tanto queremos y necesitamos.
