Una valla llamando a la paciencia de quienes perdieron sus casas en el gran incendio de El Chorrillo durante la invasión a Panamá fue uno de los métodos que usó el gobierno de Guillermo Endara en enero de 1990 para recodarles que se les construirían nuevas viviendas. Gran parte de los viejos caserones de madera típicas del popular barrio ardieron junto con el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa.