HOJA SUELTA
Tiza
Eduardo Soto P.
Cr�tica en L�nea
He aqu� mi maestra de segundo grado, Carmen de Matos. Esta semana me la encontr� en uno de los mejores colegios de la ciudad, donde ella tendr� un nieto y yo un hijo. �Las vueltas que da la vida! Sigue igual de hermosa con su rostro de emperatriz maya; los cortos y negros cabellos, heridos por una que otra cana aventurera; la voz intacta, redonda y grave como deb�an tenerla las nodrizas de las cortes medievales, encargadas de dormir a los ni�os malcriados de palacio. En la memoria la tengo recitando frases de motivaci�n cada ma�ana; secando l�grimas y mocos de chiquillos perequeros; llamando a los padres de familia si el alumno no iba bien, y qued�ndose con �l o ella horas extras, que no cobraba; revisando las maletas de todos, cantando, nunca un mal gesto ni una mala palabra... pastoreando ese reba�o alocado del segundo grado, que m�s que una maestra encontr� siempre en Carmen una dulce y santa madre. Con ella, vienen otros de la mano: Rosita de Oliv� (kinder), Aracelly de Rodr�guez (del cuarto y sexto grado), Mario Aquino (tercer a�o en el Bol�var), Astevia de Donato (sexto a�o del Naudeau -�gracias por hacerme enamorar del idioma espa�ol!), y Milciades Ortiz (a lo largo de mi carrera universitaria, y a�n hoy). Ellos fueron docentes, gu�as, orientadores, y me tatuaron en el alma mi m�s caro tesoro: hambre de saber. Con Carmen de Matos habl� del tema obligado, la educaci�n nacional. Aprovech� para sacarme de las entra�as la mala opini�n que tengo de la ministra Doris Rosas de Mata y su equipo, por su inacci�n e indolencia ante un sistema educativo anacr�nico y desfasado, que est� llenando el pa�s de analfabetos funcionales, quienes m�s que un recurso se han convertido en una carga onerosa para la econom�a, seg�n algunos dirigentes de los gremios empresariales... �y tambi�n lo digo yo! Mi maestra de segundo grado, fiel a su prudencia matriarcal, fij� el dedo de sal, pero con palabras elegantes, en la herida m�s grande: los p�simos educadores del nuevo siglo (�educadores?) . "Les falta vocaci�n (...) �y hay que o�rlos cuando hablan (...) qu� verg�enza!", salmodi� ella. La maestra Carmen no lo dijo con frases completas, pero yo lo interpret� as�: estudiaron magisterio para ganarse un salario, pero no por un llamado del coraz�n, de ah� el fracaso rotundo que sufre la naci�n. Como entend� luego, cuando sumerg� el carro en los r�pidos salvajes de la Avenida Central a las tres de la tarde, la educaci�n nacional est� sujeta a una cruz por tres clavos: un ministerio lejano y sin estrategias, educadores sin talento ni vocaci�n, y una muchachada que en lugar de obtener apoyo cultural de los medios de comunicaci�n masivos, recibe veneno. �Uf! Por eso, como medio Panam�, mi familia y la de los Matos har�n voto de pobreza para pagarle a los ni�os las clases en la mejor escuela de la ciudad, y salvarlos as� de los planes oficiales.
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