Y DE NUESTRAS TRADICIONES
El diablo,
mito del folclor
En
el baile de los congos, el personaje del Diablo llega al festejo;
los hombres se desmayan y ruedan por el suelo; mientras que son
las mujeres que se entienden con él.
Rubén Martínez Sánchez
Crítica en Línea
En un artículo
que escribimos anteriormente hicimos referencia a toda una serie
de seres sobrenaturales los cuales son motivo de preocupación,
precaución o temor en el espíritu y ánimo
de las personas que viven en las apartadas regiones del país
y los pueblos del interior.
De todas estas criaturas o seres sobrenaturales sobresalen
el diablo, las brujas y la tepesa o tulivieja. Es casi seguro
que cualquier habitante de la campiña haya tenido alguna
experiencia o tiene algún episodio que narrar sobre estas
"abusiones" que infunden temor.
EL DIABLO, EL REY DEL MAL
Es indudable que entre los seres sobrenaturales, el diablo
ocupa el trono por ser el príncipe de las tiniebla, el
que domina el imperio del mal y del que casi todos hablan.
Este ser sobrenatural está presente en casi todas las
culturas y religiones y es el responsable de las malas acciones,
desatinos y desvaríos que puedan cometer los humanos.
Como anota la profesora Dora Pérez de Zárate
en su obra La Saga Panameña: "Ha merecido tanto la
atención de la humanidad que ha sido interés para
grandes escritores , filósofos y especialistas de todas
las épocas. Empezando por la Biblia, que no sólo
nos lo presenta en los sucesos del Génesis frente a Eva
y Adán, en el relato de los ángeles buenos y la
rebeldía de los malos, sino que nos los enfrenta a Jesús
en más de una ocasión
".
En fin, como dijimos, el diablo es figura de todas las religiones
en las que aparece como espíritu del mal y es personaje
en las obras de muchos renombrados autores.
Y para nombrarlo sobran los gustos, lugares, costumbres o
culturas en donde se le mencione. Para muchos es común
haber oído hablar del Chivato, El Malo, El Rabón,
El Rey de los Infiernos; Lucifer, Luzbel, El Cachón y
muchos otros.
En más de una ocasión fuimos "repelados"
por nuestra querida madre Faustina Sánchez, Que Dios Guarde,
cuando en nuestra niñez o mocedad por algún motivo
se nos salía la palabra Diablo. Santiguándose nos
llamaba la atención: ¡Ay muchacho no menciones a
ese bicho tan feo!
El diablo no siempre es feo como lo pintan y según
se cuenta puede adquirir una multiplicidad de formas, según
sea los objetivos perversos que persiga.
Es curiosos saber que hay una forma muy folclórica
para definirlo aquí en Panamá. Se le puede ver
como un hombre muy apuesto, vestido de blanco con sombrero Panamá,
caballero en una mula, que en algunas ocasiones lleva una especie
de cascabel o cencerro. También que el vestido es de dril
blanco; mirada ardiente y fascinadora, su dentadura completa
y toda de oro. Lo único extraño es un profundo
olor a azufre.
Por lo general esta es la forma más común como
se le describe. Sin embargo, hay muchas otras formas de definirlo.
En la vertiente de "bicho muy feo" se dice que es un
ser terrible con rabo, cachos y patas como de cabra; con capa
roja a veces y otras negra.
Otra de las características es que siempre se las arregla
para hacer tratos con los humanos con la finalidad de comprometerlos
para que le den el alma; esto por medio de otorgarles prebendas
y riquezas y mucha suerte con las mujeres (en el caso de los
hombres).
"En el folclore artístico y musical panameño,
el Diablo es tratado con humor de honda significación
y sutileza", dice la profesora de Zárate.
Como ejemplo cita el caso del Corpus Cristi Chorrerano, danza
en la que los Grandiablos finalizan con un baile de Punto muy
picantoso en la que el Diablo baila con San Miguel Arcángel
y con el ánima que pretendía llevarse.
En el baile de los congos, el personaje del Diablo llega al
festejo; los hombres se desmayan y ruedan por el suelo; mientras
que son las mujeres que se entienden con él, bailando
con el mismo y expulsándolo luego con la señal
de la cruz
Por si fuera poco, hace algunos meses se difundió por
todo el país un rumor en el que supuestamente el Diablo
se aparecía en los bailes de Samy y Sandra Sandoval; así
como de los Plumas Negras.
Cuentan que el maléfico individuo se presentaba como
un hombre muy pudiente quien invitaba a los tragos a todo el
mundo. Por supuesto invitaba a bailar a las mujeres.
Dicen que más de una no pudo resistirse y que algunas
señoras y mujeres sufrieron sus soponcios y tamaños
sustos al mirar hacia sus pies, en los que no veían más
que unos horribles cascos de caballo.
Bueno, tenga mucho cuidado la próxima vez que vaya
a un baile. Especialmente si es dama, pues no sabe si está
bailando con un elegante caballero, no vaya a resultar que sea
con el mismo cuco. Eso sí, santíguese a la hora
de mirarles los pies.
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