La siniestra figura de un asesino serial aterrorizó Bocas del Toro y dejó un rastro de sangre por esa región paradisíaca donde tal vez nunca se llegue a conocer la cantidad total de sus víctimas. El escenario fue propicio para este funesto personaje, ya que ni la ley ni el orden habían establecido controles de ingreso al país de individuos como este.
Es por ello que el Gobierno no puede ceder en su política contra la impunidad y debe aplicar severos correctivos contra quienes lleguen a ocupar cargos públicos para servirse de ellos y no logren evitar trágicas situaciones como las que se han vivido en la provincia bocatoreña, por falta de pericia, de disciplina y de rigor.
Es urgente desarrollar el tema de la seguridad de una manera integral para evitar que más desquiciados como el tal "Wild Bill" puedan ingresar al país sin que las autoridades conozcan sus antecedentes como pederastas, traficantes de personas, violadores y otras desviaciones.
Cómo hacer entender a la clase política lo grave que es el problema de seguridad que se vive en el país, que ha visto cometer fechorías a capos mafiosos y delincuentes exóticos como David Murcia Guzmán, para cuya detención debimos ser apoyados por las autoridades de Colombia, país natal del "hombre de las pirámides".
Los políticos no han enfrentado con seriedad este asunto ni han entendido lo vulnerable que es nuestro país, cuando se trata del ingreso de esta fauna depredadora, porque están más preocupados por ocupar el poder sin límites de tiempo, dejando a un lado los intereses de la población que los eligió.
�Estaremos los panameños conscientes del peligro que como sociedad corremos, porque ya no estamos expuestos solamente a las actividades de narcos o delincuentes extranjeros que se instalan en el país, sino también a los actos demenciales de peligrosos personajes, asesinos en serie o agresores sexuales?
Del Ministerio Público esperamos no solo que logre identificar a las víctimas de esta andanza sangrienta, sino también a los cómplices del asesino, sean del sector público o privado, que permitieron todas las facilidades para que se asentara plácidamente en territorio panameño sin las menores restricciones.
Pena debe darnos que los nicarag�enses, con menos recursos que nosotros, cuidan de forma más eficiente sus fronteras y en uno de sus recorridos de vigilancia hayan capturado al tal "Wild Bill y que los costarricenses localizaran el sitio exacto donde hizo escala en su frustrada huida hacia otras latitudes.
No deja de sorprendernos que un hombre haya realizado tantos crímenes sin que las autoridades conocieran quién era en realidad cuando se le permitió ingresar al país, toda vez que se encuentra en la lista de los diez delincuentes más buscados en los Estados Unidos.
