Eduardo Rubén Burgos, de 40 años, conductor de taxi, se metió en la boca del lobo.
El hombre fue llevado a las 2: 10 de la madrugada de ayer, domingo, en busca de auxilio a la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás, por unidades de la DIIP.
Según informes, Burgos dejó a un pasajero en Curundú, y cerca del centro de salud en la vía Frangipani, se disponía a recoger a otro pasajero, cuando de pronto sintió el calor del plomo en el muslo. Fueron tres impactos: dos en el izquierdo y uno en el derecho. Su atacante también lo golpeó en la cabeza.
El asaltante se quedó con la boca abierta, porque su víctima le metió el pie al acelerador.
Una ronda de la DIIP escuchó las detonaciones y rescató al taxista, quien no pudo rodar muchos kilómetros porque sus piernas no les respondían.