La droga acabó con su futuro
profesional
Yodalis Bethancourt
Panamá Oeste - EPASA
Acércate Hilario!,
dijo uno de los compañeros mientras conversábamos, saboreando
una rica sopa de pata, preparada por los "compañeros" residentes
del Hogar CREA de Cermeño en Capira, "y me quedé asombrada
al verlo acercarse a nosotros, verdaderamente que era otro Zapata".
El mismo Hilario lo reconoce al comentarnos que cuando llegó a
CREA, solamente pesaba 112 libras y ahora en sólo 16 días
está pesando 135 libras, cosa que le preocupa, ya que en su condición
de pugilista, jamás llegó a tener ese peso.
"Hoy día me asombro de verme así empeluchadito como
estoy, tanto que el día que pasaron el reportaje que me hizo Telemetro,
donde aparecía tirado en una cama en el mercadito de Calidonia,
le decía a mis compañeros que ése no podía ser
yo", comentó sonreído Hilario.
No más promesas, nos dice Zapata, quien considera que ya han sido
muchas las promesas que ha hecho en la vida, al tratar de dejar la droga,
sin haberlo logrado, "por lo que lo único que puedo hacer es
demostrar mi voluntad de cambiar con mis actuaciones".
Con un rostro bastante convincente, Hilario expresa: "En esta ocasión
yo no quiero fallarme a mí, no me interesa realmente lo que la gente
quiera decir, porque antes tenía el concepto de que quería
cambiar para satisfacción de mis familiares, sin pensar jamás
que la persona que realmente necesitaba ayuda era yo mismo".
Dijo que ahora en Hogar CREA le han enseñado a valorizarse, ya
que dentro del mundo de las drogas, se entra con una alta autoestima, que
se va perdiendo en el camino, "hasta convertirse en una basura más".
"Ahora a mí solamente me interesa ayudar a una sola persona,
que soy yo mismo, y por eso en adelante seré primero yo, segundo
yo, tercero yo...último yo y después vendrán mis hijos
y todos los demás, porque sé que al estar bien yo, ellos también
lo van a estar".
Un poco apesadumbrado Zapata recordó pasajes tristes de su vida
pasada, cuando su hijo, el mayor de cuatro en total, que lleva su mismo
nombre, lo buscó por todos los huecos hasta encontrarlo en Río
Abajo, y viéndolo convertido en un guiñapo, le dijo: "esa
es la vida que a ti te gusta, tú sabes las veces que he tenido que
pelear cuando un compañero me dice que tú eres un drogadicto
y yo he tenido que romperle la cara".
Todavía recuerda, cuando su hijo con su escasa edad le comentó
su intención de meterse a boxeador "para limpiar su nombre",
a lo que él le comentó que no le gustaba la idea, ya que por
experiencia sabía que se trata de un deporte muy duro.
A pesar de todos los choques que Zapata ha tenido en la vida, reconoce
que en todo momento ha contado con el apoyo de su querida madre, a quien
dice haber enfermado de los nervios de tanto sufrir por su situación,
al igual que con su esposa, que siempre lo buscaba y le hacía ver
que podía contar con ella.
Uno de los objetivos que tiene ahora en la vida, luego de reeducarse
en CREA, es recuperar el amor de sus hijos, de su madre y también
el de su esposa, con quien espera reconciliarse, pero si eso no ocurre,
confía en que "Dios ha de tener alguna sierva para él".
Con la sonrisa pícara de un niño cuando confiesa haber
mentido, Zapata admitió que al momento en que se dio el primer acercamiento
por parte de una compañera llamada "Estela", que se interesó
en llevarlo al CREA, en ningún momento pensó realmente en
quedarse, sino simplemente ir a ver cómo era eso y empelucharse para
volver a la calle".
"Yo llegué simplemente a probar, yo nunca pensé en
quedarme, sino en ponerme gordito e irme. Hoy tengo 16 días y cada
vez estoy más motivado con ayuda de los terapeutas y de los compañeros,
a los que estoy muy agradecido", indicó Hilario.
Recuerda que el mismo día que lo fueron a buscar al mercadito
de Calidonia, llegó también la policía a llevárselos
por estar jugando "dado" en plena vía pública,
pero por suerte la compañera Estela preguntó por él
y los agentes de seguridad le dijeron: "Ahí está ve,
llévenselo, llévenselo y más rápido que ligero
me fueron entregando porque estaban aburridos de verme la cara".
Sin embargo, al salir de su guarida advirtió que "yo no he
dicho que me voy a quedar, yo nada más voy a probar para ver qué
se siente, así mismo como entré a las drogas probando y ahora
probé también y creo que es esto lo que me va a sacar del
vicio, porque jamás había respirado ese aire de tranquilidad
que se respira en CREA".
A pesar de todo lo que ha vivido sumergido en el mundo de las drogas,
Zapata no está arrepentido, sino por el contrario, "está
motivado a hacer mejores tiempos ahora, porque en realidad se dice que un
adicto cuando se vuelve a parar nunca lo hace hasta el lugar donde se encontraba
al inicio, sino que sobrepasa esa meta".
"Aquí nosotros tenemos meta y aunque yo nunca había
hecho ninguna en mi vida, como planificar mi futuro, ni siquiera mis peleas,
porque nunca llegué a organizarlas y eso me llevó a malgastar
y regalar mucha plata, y me llevó también a la perdición
en las drogas", sostuvo Zapata.
Agregó que "ahora mismo está en el tratamiento de
Hogares CREA y su meta es llegar a los pantalones largos, porque el usar
los cortos es signo de que aún no cuenta con la madurez para planificar
nuestra vida y yo voy a llegar a eso",
Dice que desde que llegó al CREA su inspiración ha sido
un compañero reeducado, el más viejo del hogar, a quien todos
los compañeros llaman cariñosamente "Papá Cueto",
a quien ya le ha comentado, "porque si usted pudo, que está
más viejo que yo, porque yo no voy a poder lograrlo; yo le aseguro
que voy a ser mejor que usted y él se echa a reír".
Como parte de la terapia que recibe en CREA, Zapata reconoce que ha descubierto
habilidades que tenía ocultas, ya que en el corto tiempo que lleva
en el hogar, ya ha aprendido a hacer dulces. "Yo no voy a decir que
soy un experto, pero las personas que los han probado les ha gustado".
Serán dos años de entrenamiento continuo los que ahora
tendrá que cumplir Hilario, para vencer de una vez por todas a su
más duro rival, las drogas, lo cual le permitirá aspirar a
su máxima corona que es sin lugar a dudas, la recuperación
por siempre de su familia, que a pesar de todo sigue desde el otro lado
del ring, viendo de cerca, asalto por asalto, con fe en que algún
día puedan juntos gritar: "Lo lograste campeón".
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No más promesas, nos dice Zapata, quien considera que ya han sido
muchas las promesas que ha hecho en la vida, al tratar de dejar la droga,
sin haberlo logrado, "por lo que lo único que puedo hacer es
demostrar mi voluntad de cambiar con mis actuaciones". |
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