Domingo 4 de abril de 1999

 







 

 


Cristo de Atalaya ayuda a palancas veragüenses que se encadenaron

Conductores palancas de la provincia de Veraguas, que durante varios meses cautivaron a la opinión pública, por su decidida lucha en contra de los privilegios que supuestamente estuvieron presentes en la entrega de certificados de operaciones en esta parte del país.

Juan B Madrid
Veraguas - EPASA

Finalmente se hizo justicia, fue la frase que estuvo presente en cada uno de los conductores palancas de la provincia de Veraguas, que durante varios meses cautivaron a la opinión pública, por su decidida lucha en contra de los privilegios que supuestamente estuvieron presentes en la entrega de certificados de operaciones en esta parte del país.

Al recibir de manos de Guadalupe Araúz, jefa de la dirección de tránsito y transporte terrestre en la provincia, sus certificados de operación, era la coronación de una lucha en la cual tuvieron que soportar desde plantones, hasta tajantes "no" de parte de algunos funcionarios de gobierno.

La lucha de estas personas inició al conocerse extraoficialmente que muchos de los conductores auxiliares, con muchos años tras un volante, serían bajados en los listados de prelación de las cuatro organizaciones existentes, para dar paso a lo que se denominó cupos del ejecutivo, que eran adjudicados a discreción por parte del gobierno.

Es entonces cuando surgen las denuncias de negociados, cupos políticos y favoritismos, incriminaciones en las que eran involucrados altos funcionarios gubernamentales en la provincia de Veraguas, algunos de los cuales eran aspirantes a puestos de elección en las primarias del gobernante Partido Revolucionario y Democrático (PRD).

Muchos fueron los acontecimientos que se dieron en torno a este sonado caso, entre las cuales se destacan el allanamiento del defensor del pueblo Italo Antinori, a las oficinas regionales de la DNTTT, que en ese entonces estaban bajo el mando de Emeldo Dutary,

En esta acción, Antinori denunció una desorganización generalizada en los documentos que manejaba en ese entonces la oficina allanada, dado que la información solicitada en la mayoría de los casos estaba incompleta o no existía, a pesar de que en un momento estuvo en este lugar.

Sin embargo, el punto más importante se escenificó cuando Gabriel Valdez, Roberto Mendoza, David Bosquez y Adán Cogley, deciden trasladarse a la ciudad capital y encadenarse en las puertas de la Iglesia del Carmen, como protesta ante la negativa de las autoridades en solucionar el problema.

Paradójicamente, luego de una tregua, se reconsideró el caso y se hicieron nuevas adjudicaciones y se entregaron nuevos certificados que beneficiaron a muchos de los afectados, pero a ninguno de los llamados "encadenados".

Es aquí cuando inicia la segunda etapa de la lucha que estos personajes llevarían a cabo, de la cual no desistieron hasta cuando cumplieron sus objetivos, por los cuales lucharon con el ánimo de que finalmente sus peticiones a la Virgen del Carmen y Jesús Nazareno serían atendidas.

Es de esta manera como en los primeros días del mes de marzo, con nuevos protagonistas a todas las instancias del gobierno involucradas, se da la vuelta a esta accidentada página del acontecer de la provincia, y se entrega a estas personas el documento que los acredita como propietarios de certificados de operación para el transporte selectivo.

En la mente de Valdés, Mendoza, Bosquez y Cogley se encuentran grabados episodios que jamás olvidarán, ya que según lo cuentan no es nada fácil llegar desde el interior hasta la ciudad, ubicarse en un lugar como la Iglesia del Carmen y echarse encima unas cadenas ante la mirada exploradora de todos aquellos que pasaban por el lugar.

Valdés, quien se constituyó en el dirigente del grupo, cuenta que al momento de la llegada un sentimiento de temor e incertidumbre se apoderó de ellos ante la novedad del acontecimiento y lo trascendental que el mismo sería, sin embargo pudieron sacar ánimos y siguieron adelante, ya que sabían que no había vuelta atrás.

Igualmente las cuatro familias de estos humildes trabajadores del volante, sufrieron en carne propia cada día y cada noche que "los encadenados" pasaron en la ciudad, en demanda de justicia para todos los palancas que fueron perjudicados con los acontecimientos antes descritos.

Finalmente, después de intensas luchas por el orden judicial y con constantes protestas, se logró que las autoridades volvieran a tomar el caso y se revisaran las posibilidades de los "encadenados", una vez cumplida esta meta se tuvo que luchar para que las organizaciones aceptaran la expedición de estos nuevos certificados, requisito que se logró luego de varios intentos y serias controversias.

Es así como el 12 de marzo se ve finalmente la luz al final del túnel y quedan atrás una serie de momentos de sinsabores, malos ratos, desánimos propios de una lucha tan prolongada como la de estos valientes conductores de taxis.

Luego de esto, a los beneficiados solo les restó agradecer a Dios, por haber escuchado las suplicas que hicieron a través del Nazareno de Atalaya y de la Virgen del Carmen, ante los cuales se presentarán para dar gracias por el favor recibido.

Igualmente agradecieron a los nuevos funcionarios del gobierno que pusieron voluntad para resolver esta problemática que los afectaba grandemente, ya que lo que pedían era que se les permitiera la manera de ganarse la vida.

 

 

 

 



 

Por romper los mandatos de Dios una descarga eléctrica cambió mi vida.

Descontento por reajuste de docentes en colegio Félix Olivares Contreras

Enfrentamientos verbales en Cámara Edilicia de Penonomé

La droga acabó con su futuro profesional

Expectativa ante debate de aspirantes a Alcaldía

 

PORTADA | NACIONALES | RELATOS | OPINION | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICION DE HOY | EDICIONES ANTERIORES


 

 Copyright 1995-1999, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.