Cristo de Atalaya ayuda a palancas veragüenses
que se encadenaron
Conductores palancas de la provincia de
Veraguas, que durante varios meses cautivaron a la opinión pública,
por su decidida lucha en contra de los privilegios que supuestamente estuvieron
presentes en la entrega de certificados de operaciones en esta parte del
país.
Juan B Madrid
Veraguas - EPASA
Finalmente se hizo justicia,
fue la frase que estuvo presente en cada uno de los conductores palancas
de la provincia de Veraguas, que durante varios meses cautivaron a la opinión
pública, por su decidida lucha en contra de los privilegios que supuestamente
estuvieron presentes en la entrega de certificados de operaciones en esta
parte del país.
Al recibir de manos de Guadalupe Araúz, jefa de la dirección
de tránsito y transporte terrestre en la provincia, sus certificados
de operación, era la coronación de una lucha en la cual tuvieron
que soportar desde plantones, hasta tajantes "no" de parte de
algunos funcionarios de gobierno.
La lucha de estas personas inició al conocerse extraoficialmente
que muchos de los conductores auxiliares, con muchos años tras un
volante, serían bajados en los listados de prelación de las
cuatro organizaciones existentes, para dar paso a lo que se denominó
cupos del ejecutivo, que eran adjudicados a discreción por parte
del gobierno.
Es entonces cuando surgen las denuncias de negociados, cupos políticos
y favoritismos, incriminaciones en las que eran involucrados altos funcionarios
gubernamentales en la provincia de Veraguas, algunos de los cuales eran
aspirantes a puestos de elección en las primarias del gobernante
Partido Revolucionario y Democrático (PRD).
Muchos fueron los acontecimientos que se dieron en torno a este sonado
caso, entre las cuales se destacan el allanamiento del defensor del pueblo
Italo Antinori, a las oficinas regionales de la DNTTT, que en ese entonces
estaban bajo el mando de Emeldo Dutary,
En esta acción, Antinori denunció una desorganización
generalizada en los documentos que manejaba en ese entonces la oficina allanada,
dado que la información solicitada en la mayoría de los casos
estaba incompleta o no existía, a pesar de que en un momento estuvo
en este lugar.
Sin embargo, el punto más importante se escenificó cuando
Gabriel Valdez, Roberto Mendoza, David Bosquez y Adán Cogley, deciden
trasladarse a la ciudad capital y encadenarse en las puertas de la Iglesia
del Carmen, como protesta ante la negativa de las autoridades en solucionar
el problema.
Paradójicamente, luego de una tregua, se reconsideró el
caso y se hicieron nuevas adjudicaciones y se entregaron nuevos certificados
que beneficiaron a muchos de los afectados, pero a ninguno de los llamados
"encadenados".
Es aquí cuando inicia la segunda etapa de la lucha que estos personajes
llevarían a cabo, de la cual no desistieron hasta cuando cumplieron
sus objetivos, por los cuales lucharon con el ánimo de que finalmente
sus peticiones a la Virgen del Carmen y Jesús Nazareno serían
atendidas.
Es de esta manera como en los primeros días del mes de marzo,
con nuevos protagonistas a todas las instancias del gobierno involucradas,
se da la vuelta a esta accidentada página del acontecer de la provincia,
y se entrega a estas personas el documento que los acredita como propietarios
de certificados de operación para el transporte selectivo.
En la mente de Valdés, Mendoza, Bosquez y Cogley se encuentran
grabados episodios que jamás olvidarán, ya que según
lo cuentan no es nada fácil llegar desde el interior hasta la ciudad,
ubicarse en un lugar como la Iglesia del Carmen y echarse encima unas cadenas
ante la mirada exploradora de todos aquellos que pasaban por el lugar.
Valdés, quien se constituyó en el dirigente del grupo,
cuenta que al momento de la llegada un sentimiento de temor e incertidumbre
se apoderó de ellos ante la novedad del acontecimiento y lo trascendental
que el mismo sería, sin embargo pudieron sacar ánimos y siguieron
adelante, ya que sabían que no había vuelta atrás.
Igualmente las cuatro familias de estos humildes trabajadores del volante,
sufrieron en carne propia cada día y cada noche que "los encadenados"
pasaron en la ciudad, en demanda de justicia para todos los palancas que
fueron perjudicados con los acontecimientos antes descritos.
Finalmente, después de intensas luchas por el orden judicial y
con constantes protestas, se logró que las autoridades volvieran
a tomar el caso y se revisaran las posibilidades de los "encadenados",
una vez cumplida esta meta se tuvo que luchar para que las organizaciones
aceptaran la expedición de estos nuevos certificados, requisito que
se logró luego de varios intentos y serias controversias.
Es así como el 12 de marzo se ve finalmente la luz al final del
túnel y quedan atrás una serie de momentos de sinsabores,
malos ratos, desánimos propios de una lucha tan prolongada como la
de estos valientes conductores de taxis.
Luego de esto, a los beneficiados solo les restó agradecer a Dios,
por haber escuchado las suplicas que hicieron a través del Nazareno
de Atalaya y de la Virgen del Carmen, ante los cuales se presentarán
para dar gracias por el favor recibido.
Igualmente agradecieron a los nuevos funcionarios del gobierno que pusieron
voluntad para resolver esta problemática que los afectaba grandemente,
ya que lo que pedían era que se les permitiera la manera de ganarse
la vida.
|