Domingo 28 de marzo de 1999

 








 

 

 


MENSAJE
Cuidado con su corazón, ¡cuidado! aprenda a relajarse

Rómulo Enmiliani

En este Mensaje al Corazón, queremos hoy hablarle de su corazón físico y decirle, ¡cuidado! ¡alto! aprenda a relajarse, aprenda a vivir, tenga cuidado con el infarto. Es voluntad de Dios que estemos lo mejor posible. Lea el siguiente caso:

A los 42 años, Juan decidió abandonar el cigarrillo, y tres años después fue eliminando de su dieta el alcohol, la sal en exceso, y midiendo todos los alimentos colasterógenos, (huevos, grasas, etc.) porque quería llegar a los 50 años en buenas condiciones. Pero, tuvo a los 46 años su primer episodio coronario, un infarto del que se salvó. Abatido por el ataque y por el fracaso de su esforzado y voluntarioso plan de vida, intentó indagar las causas de su ataque, y recibió de su médico una respuesta contundente.

Mire usted parece nacido para el infarto; es un colérico y un laboradicto, lo que los americanos llaman "alcohólico del trabajo". Usted es incapaz de parar y relajarse. Se toma todo muy en serio. Modifique su carácter o se puede sentar a esperar el próximo ataque. Este hombre hizo muy bien en cuanto a la dieta, pero le faltaba cambiar la forma en que se comportaba.

Desde principios del siglo, llamó la atención de los investigadores, que determinadas características de carácter, predisponían a ciertas personas al infarto. Se les describía como individuos ansiosos, dominados por una excesiva ambición que los llevaba a experimentar permanentemente una urgencia vital por conseguir múltiples objetivos en el menor tiempo posible. Hace treinta años, los cardiólogos, Martin Freedman y Roosman, de Estados Unidos consiguieron establecer teóricamente un modelo de conducta que favorece la aparición de la crisis del miocardio. El tipo A, es decir, un individuo que se encuentra en lucha permanente a fin de alcanzar un número ilimitado de objetivos, con la máxima rapidez posible inclusive llevándose por delante a cualquiera, o luchando contra todo y contra todos los que se conviertan en un obstáculo para sus fines. Cuatro son las características fundamentales de los individuos predispuestos: velocidad, impaciencia, el trabajo es toda su vida y hostilidad. La persona así, vive bajo una tensión permanente. En la sociedad industrializada actual, la conducta tipo A es más frecuente. Contribuye a ello la competitividad personal que se establece en el campo laboral y social, la inestabilidad en el trabajo, la carencia de los valores éticos. Influye también la ruptura con todo lo que implica una conexión familiar más profunda, el culto al dinero y la masificación de la mayoría de las formas de vivir. Las personas de tipo A siempre están luchando pero en definitiva se han olvidado de amar, de estar con la gente y de convivir. Ahora bien: esto no significa que todas las personas de conducta tipo A, van a caer en un infarto, pero si están predispuestas y de todas las características que acabamos de describir la hostilidad es el factor predominante. Esa rabia latente, esos ataques explosivos de ira, provocan transformaciones hormonales y cardiovasculares secundarias que contribuyen a desencadenar una crisis coronaria de la que a veces no hay regreso. Si usted quiere provocarse un infarto del miocardio, siga las siguientes reglas:

1. Mantenga siempre una actitud hostil ante todo y ante todos.

Desconfíe de todo el mundo. Ante la primera dificultad, monte en cólera y si no puede mejor aún tráguese la ira, o exprésela a través del cinismo y la suspicacia. Mantenga siempre el ceño fruncido, las mandíbulas tensas, los gritos intempestivos, y eso le va a decir que va por muy buen camino, para conseguir una crisis coronaria a corto plazo.

2. Piense que lo único importante que hay en el mundo es su trabajo, y usted es el único que sabe cómo hacerlo. Trabaje hasta altas horas de la noche. No se distraiga. Pronto tendrá un ataque al corazón.

3. Jamás se ocupe de la cultura, ni del arte, solamente del trabajo. No dedique esfuerzos a cultivar la relación amorosa con su cónyuge o con sus hijos. Ya usted hace mucho trabajando por ellos. Solamente trabaje y trabaje.

4. A usted siempre le falta el tiempo y no puede perder ni un segundo de su vida. Haga un esfuerzo desesperado por hacer todas las cosas al minuto. Nunca tenga tiempo para usted. Pronto logrará usted el infarto deseado.

5. Usted no necesita a nadie; son los otros los que dependen de usted. Nadie sabe hacer nada. Y nunca se ría.

 


 

 

 


 

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