La diferencia entre sexo y género y lo que se enseña

Jennifer Pérez D.
Crítica en Línea

Cuando hablamos de sexo, lo primero que viene a nuestra mente es un hombre y una mujer. Esto es correcto, desde el punto de vista físico. En términos más amplios el concepto sexo se refiere a las características de nuestro cuerpo que nos identifican como hombres o mujeres. Estas características son biológicas y universales.

Ahora bien, existe otro concepto que normalmente es confundido y asociado al sexo: Es la palabra género. Cuando nos referimos a las conductas, valores, creencias y actitudes que una determinada cultura le asigna a los hombres y a las mujeres y que determinan lo que es femenino y lo que es masculino, estamos hablando de género. Todas estas características que definen al género son aprendidas y cambiantes.

A través de los siglos, las diferentes sociedades han asignado ciertas conductas o normas que deben regir a las personas, basándose en el sexo. Estos "roles" o papeles, dependen por supuesto, de la etnia, cultura o religión.

Por ejemplo, el rol de madre supone, ocuparse de los hijos y de la casa, mientras que el rol o papel de un padre es de trabajar, recibir un salario, mantener una familia.

Estas asignaciones son necesarias hasta cierto punto, para mantener un equilibrio dentro de la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, existe una tendencia en la mayoría de las sociedades de designar específicamente a la mujer o al género femenino, papeles que las limitan en su desarrollo individual como seres humanos y que las convierten en pasivas, emocionales y dependientes de los hombres, según nos explica el folleto educativo "Sistema Sexo-género y autoestima" elaborado por el Programa de Educación Legal de la Fundación para la Promoción de la Mujer (Fundamujer).

Lastimosamente, estos roles transmitidos de generación en generación, se han convertido en estereotipos, es decir, una idea repetida, fija y aceptada por muchos sobre personas o cosas.

De acuerdo a la Fundación para la Promoción de la Mujer, los estereotipos que existen sobre las mujeres, son casi siempre negativos y tienden a desvalorizarlas.

Inclusive, aquellas mujeres que logran salir de sus hogares y enfrentarse al mundo, ejerciendo alguna labor son víctimas de la discriminación por la idea tradicional de considerarlas más débiles, inseguras o incapaces de realizar un oficio o trabajo comúnmente desarrollado por los hombres.

En ese sentido, Fundamujer expresa que la sociedad ha dividido el trabajo de acuerdo a la diferencia de sexo, colocando al hombre en la esfera pública y a la mujer en la esfera doméstica.

Las características del género, reiteramos, son aprendidas y se pueden modificar.

Para lograr un cambio positivo que rompa con los estereotipos negativos, es necesaria la autoestima.

El Programa de Educación Legal de Fundamujer define la autoestima como el valor que cada persona se da a sí misma, siendo también, la capacidad de conocer nuestras virtudes y defectos de una manera que nos permite valorarnos como personas, aceptarnos y afirmar nuestra identidad propia.

Para la mujer, la autoestima es fundamental por vivir ésta dentro de un mundo que gira en torno a la figura del hombre.

Por tal razón es importante, introducir este concepto dentro de la educación familiar y escolar, tanto a niños y niñas, desde temprana edad, enseñándoles a aceptar las diferencias que existen entre ambos sexos, sin que se menosprecie ninguno de los dos.

Es cierto que lograr romper con los estereotipos que denigran a la mujer es una tarea difícil, pero existen alternativas para que las mujeres conozcan sus derechos y puedan desarrollar sus capacidades escondidas.

A continuación, presentamos algunos aspectos señalados por la Fundación para la Promoción de la Mujer que contribuyen a elevar la autoestima:

  • Valorar y respetar nuestro cuerpo.
  • Reconocer nuestros talentos, habilidades y virtudes.
  • Fomentar en los miembros de nuestra familia la participación en las tareas domésticas.
  • Convencernos de que las relaciones de pareja felices, sólo pueden darse entre un hombre y una mujer que se respetan y se aman mutuamente.
  • Compartir con otras mujeres, los problemas y triunfos que nos son comunes.
  • Concluyamos recordando el pensamiento "La unión hace la fuerza" y comencemos a practicarlo.

 

 

 

 

 




 

Ahora bien, existe otro concepto que normalmente es confundido y asociado al sexo: Es la palabra género. Cuando nos referimos a las conductas, valores, creencias y actitudes que una determinada cultura le asigna a los hombres y a las mujeres y que determinan lo que es femenino y lo que es masculino, estamos hablando de género. Todas estas características que definen al género son aprendidas y cambiantes.

 

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