Eduardo Arauz, de 69 años, no pudo disfrutar la graduación de XII Grado de su hija, porque cuatro homicidas le quitaron la vida por una escopeta.
Los 4 criminales no tuvieron compasión de dos ancianos que custodiaban tierras cercanas al corregimiento de Cativá, en Colón, y para robarles una escopeta asesinaron a uno y al otro lo hirieron.
Los delincuentes llegaron pidiendo agua; los ancianos fueron amables. Luego, los malhechores les exigieron la escopeta.
Arauz había finalizado sus labores en la finca y se iba a dirigir a la graduación de su hija en el Instituto Rufo Garay. Los criminales le dieron un tiro en la cabeza.
Su compañero, Leonardo Núñez, vio cuando los sujetos sacaban el arma para dispararle y pudo esquivar un tiro; el otro le rozó el costado. Los sujetos, al ver que habían asesinado a Arauz, se dieron a la fuga llevándose la escopeta.