Por alguna razón que quizás no nos explicamos, solemos darnos a la tarea de revisar logros y trazarnos metas el doceavo mes de cada año. Así que este 31 de diciembre, cuando suenen las doce campanadas y comience el 2009, es tiempo para empezar esas páginas en blanco con aportes positivos.
Se me ocurre pensar que sería bueno que como moradores del hábitat común, que necesita ser salvaguardado por cada uno de nosotros, porque de ello depende la sobrevivencia de nuestra especie, tengamos presente que no podemos seguir maltratando la naturaleza. Nosotros los seres humanos, las aves y toda creación divina tenemos una razón de ser, merecemos respeto y tenemos derecho a nuestro espacio y a la vida.
Asimismo, para vestir el nuevo ropaje que es menester y hacer honor a esa característica de seres pensantes, que nos distingue de los animales, hay que dejar de lado el odio, los celos, la pereza, la envidia, la inseguridad, el desamor, la impaciencia, el egoísmo, la petulancia, el hambre de poder, la gula.. y colocar en la lista de prioridades velar por el bienestar común, ayudar a enjugar el llanto del prójimo, sembrar esperanzas y abrir canales de comunicación que conduzcan al imperio de la paz.
Haciéndonos eco de lo que predica el Evangelio, en 2009 tenemos que asegurarnos de mantener o colocar en un sitio privilegiado a Dios. Según donde lo tenga cada uno en este momento, sabrá cuál es la acción pertinente para lograr también ser visto con buenos ojos por Él, que a final de cuentas es el único autorizado para juzgarnos.
Propender a mirar primero "la viga en el ojo propio", antes que la "brusca en el ojo ajeno", ayudará a cada uno a bienvivir y a la hora de ir al juicio final, a superar la prueba, porque al ser autocríticos se aprende a ser mejor, más justos y dejar de andar buscando fallas (o hasta inventándolas) en los demás.
Es importante revisar cómo administramos el tiempo, dinero, energías y otros valiosos recursos tangibles, intangibles, renovables y no renovables, propios y compartidos, porque demostrar sabiduría al hacerlo puede hacer la diferencia.
Aprender a conjugar los verbos amar, perdonar, comprender, compartir, cooperar, aconsejar, agradecer es clave para todos.